Desde Maracaibo, un grupo de jóvenes y otras personalidades reflexionan sobre la problemática que rodea el derecho del ejercicio del voto y cómo este derecho se ha visto afectado por un cúmulo de factores presentes sobre todo en la población joven del país: falta de interés, desconfianza hacia el proceso mismo y hacia los que deberían ser sus representantes políticos. 

Se estima que entre 2017 y 2023 han salido de Venezuela, a diferentes países en condición de migrantes, más de 8.600.000 personas (según cifras no oficiales), en busca de mejores condiciones sanitarias, alimenticias, educativas y oportunidades de adquisición de bienes. Se trata de hombres y mujeres que con sus niños en brazos esperan alcanzar un futuro mejor, tras recorres largas distancias, montes y valle, ríos y selvas, carreteras y trochas. Ellos van y vienen en busca de un sueño. 

Venezuela es un país donde una gran parte de la población es víctima de la desinformación electoral, no solo al momento de ejercer su derecho al sufragio, sino también al momento de inscribirse en el registro electoral (re) del Consejo Nacional Electoral (CNE), siendo este un paso indispensable para poder votar. En este contexto, la apatía de los jóvenes al voto debido a la falta de “conexión” con la política, asociando esta misma a “bajas expectativas políticas”, hacen que esta población perciba que las elecciones no resolverán los problemas fundamentales que enfrenta el país, pues el desencanto político los lleva a pensar de forma involuntaria que deben evitar la culpa de apoyar a quienes lo harán mal. 

A partir de la afirmación de una jueza acerca de que la Democracia no es un Derecho, un joven emprende una investigación sobre la opinión y la formación en cuanto a este término. En este sentido, convoca a una compañera para recoger opiniones acerca de la necesidad de la Democracia y conocer dónde y cómo se aprende sobre Valores Democráticos.