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EL NACIONAL / Juan Antonio González / Martes 01 de Enero
Alejandro Amenábar recibió un baño de gloria con Mar adentro
En la XIX entrega de los premios Goya, el filme se llevó 14 de las 15 estatuillas para las que estaba postulado. Esta vez, el actor Javier Bardem se fue a casa con un trofeo A diferencia de años anteriores, la XIX gala de entrega de los premios Goya, realizada la noche del domingo en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, volvió al carril al que no pudo llevar sus anteriores ediciones el gobierno de José María Aznar. Y es que de plataforma para el pronunciamiento político –en especial, para cuestionar el apoyo dado por el ex mandatario ibérico a la intervención armada estadounidense en Irak–, la ceremonia de entrega de los galardones –que concede la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España–, pasó a ser un show “políticamente correcto” que, por los constantes problemas de producción, dio la impresión de haber sido organizado sólo horas antes. Solamente la presidenta de la academia, la actriz Mercedes Sampietro, se dirigió directamente a José Luis Rodríguez Zapatero, presente en la ceremonia: “A veces, hacer cine en este país parece una tarea propia de Don Quijote”, afirmó ante el primer mandatario español al reclamar la “excepción cultural” para el cine español, a fin de protegerlo de las producciones estadounidenses que copan el mercado interno. Aun así, no hubo frente a las cámaras funcionarios públicos incómodos, artistas en pie de lucha o abucheos entre personas de distintas tendencias ideológicas. Había que dar un espectáculo festivo -¿reflejo de la buena salud de un cine que en 2004 perdió dos millones de espectadores?– y eso fue lo que se hizo: una ceremonia con caballos, estrellas de los quilates de Victoria Abril –que cantó en francés la canción de Willy Colón “Oh, qué será”– y, como presentadores, todos y cada uno de los protagonistas de las series cómicas que se transmiten por la pantalla chica española. ¿Habrá pedido la academia española la asesoría de Joaquín Riviera? Tan libres de grasa estuvieron los Goya, tan light resultó la cosa, que ni siquiera una mención seria a la eutanasia se hizo durante la noche, siendo ese el tema central de la gran ganadora de la gala: Mar adentro, filme de Alejandro Amenábar (Santiago de Chile, 1972) que recrea la historia real del marinero gallego Ramón Sampedro, quien debido a un accidente marítimo quedó tetrapléjico y luchó durante 29 años para que se le permitiera tener una muerte asistida. Como quiera que haya sido, la estupenda cinta de Amenábar –que este jueves, a las 8:45 pm, se proyectará en premiere nacional en los cine Paseo del Centro Cultural Trasnocho, a beneficio del Circuito Gran Cine– se alzó con los siguientes galardones: Mejor Película, Dirección, Interpretación Masculina Protagonista (Javier Bardem), Interpretación Femenina Protagonista (Lola Dueñas), Interpretación Masculina de Reparto (Celso Bugallo), Interpretación Femenina de Reparto (Mabel Rivera), Actor Revelación (Tamar Novas), Actriz Revelación (Belén Rueda), Guión Original (Amenábar y Mateo Gil), Música Original (Amenábar), Mejor Producción (Emiliano Otegui), Fotografía (Javier Aguirresarobe), Maquillaje y Peluquería y Mejor Sonido. En su discurso de agradecimiento, el autor de cintas como Tesis, Abre los ojos y Los otros dedicó los trofeos a Sampedro y rogó porque su obra “fuera un homenaje para los que se van y un bálsamo para los que nos quedamos”. El resto de los Goya –los pocos que quedaron– quedó repartido así: Mejor Dirección Novel, para Pablo Malo por Frío sol de invierno; Mejor Película Documental, para El milagro de Candeal, de Fernando Trueba; Mejor Película Europea para Contra la pared, de Fatih Akin (Alemania); Mejor Película Extranjera de Habla Hispana, para Whisky (Uruguay); Mejor Guión Adaptado, para José Rivera por Diarios de motocicleta; Mejor Corto de Ficción, para Diez minutos, de Alberto Ruiz Rojo; Mejor Cortometraje de Animación, para El enigma del chico croqueta, de Pablo Llorens; y Mejor Cortometraje Documental, para Extras, de Ana Serret. El Goya Honorífico fue otorgado al actor José Luis López Vázquez.