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Cara y cruz para el cine islámico
Cara y cruz para el cine islámico
Hamas estrena película y se cancela festival en Arabia Saudí
El islam no tiene una actitud monolítica respecto del cine. Mientras el Séptimo Arte es un entretenimiento sumamente popular en Egipto, y los emiratos del golfo organizan festivales repletos de estrellas internacionales, en otros países, como Arabia Saudí, donde se prohibió hace casi cuatro décadas, no existen salas. Este fin de semana dos noticias relacionadas con el cine han saltado a los teletipos internacionales: El movimiento islámico palestino Hamás ha estrenado una película de producción propia y en Arabia Saudí las autoridades han cancelado el Festival de Jeddah la víspera de su inicio. En Gaza, el pasado viernes, tuvo lugar la première, con toda la parafernalia propia de un estreno occidental, incluidos famosos de la cultura y la política local, de la primera película producida por el movimiento islámico Hamás, la "biopic" de Emad Akel, quien fue asesinado por los israelíes en 1993. El productor no es otro que el ministro del Interior del gobierno de Hamas en Gaza, Fathi Hamad, quien dijo que era la primera piedra de lo que será "Hamaswood" (sic), un complejo mediático que planean en su zona de control y que incluye un estudio de cine, una emisora de TV por satélite, otra de radio y varias páginas web. La cinta se filmó durante 10 meses pero con un modesto presupuesto, 200.000 dólares, escaso sobre todo considerando que se trata de una cinta repleta de escenas de acción en las que por supuesto apenas hay mujeres y éstas aparecen siempre convenientemente tapadas. Personajes secundarios de la historia son los dirigentes políticos israelíes de la época, como Yitzhak Rabin o Ehud Barak, interpretados por actores palestinos que hacen el esfuerzo de hablar en hebreo. Una audiencia separada de hombres y mujeres jalearon los hazañas bélicas del protagonista Akel, en la Universidad de Gaza, y puesto que en la franja no hay ahora mismo salas de cine, seguirá proyectándose en un centro cultural. Ya se planea una segunda producción, sobre otro héroe de los integristas palestinos, el jeque Izzedine al-Qassam, quien dio nombre al brazo armado de Hamás y a los famosos cohetes de fabricación artesanal que lanzan contra poblaciones israelíes. Mientras, el único festival de cine existente en Arabia Saudí ha sido cancelado por directrices oficiales, en lo que se considera un triunfo del poder religioso islámico. El Jeddah Film Festival (en la foto), que tenía previsto iniciarse con un programa de cintas mayoritariamente del mundo árabe el pasado sábado fue suspendido la víspera por órdenes superiores, según fuentes, indirectamente del Ministerio del Interior. Iba a ser su cuarta edición. Así lo confirmó a Arab News el responsable del certamen, Mamdouh Salem, quien dijo haber recibido órdenes al respecto cuando muchos de los invitados se encontraban en la ciudad y el jurado ya había empezado a ejercer su labor. Hasta finales del pasado año, no había cine ni salas para verlo en Arabia Saudí. Entonces, no sin problemas y prohibiciones, se vio en la misma ciudad de Jeddah y en Taif, otra localidad del sur del país, la comedia Menahi, producida por un miembro de la familia real, el multimillonario príncipe Alwaleed bin Talal, a razón de hasta 8 proyecciones diarias, dada la demanda del público. Además, las sesiones eran mixtas, algo inusitado en un espectáculo público en Arabia Saudí. Sin embargo, el film no pudo ser visto en el resto del país por órdenes de la policía religiosa. El mismo príncipe era este año uno de los patrocinadores financieros del festival cancelado el viernes. Se considera la orden como una victoria de los sectores religiosos más conservadores, en oposición a las tímidas medidas aperturistas puestas en marcha por el máximo dignatario del país, el rey Abdullah.