DIRECTOR

Géraldine Nakache y Hervé Mimran

Lila y Ely viven en Puteaux, al otro lado del puente que las separa de París. Se conocen desde la infancia y son como dos hermanas: lo comparten todo, tienen los mismos sueños. Así, juntas, entre líos y mentiras, decidirán cruzar el puente que las separa de su vida de ensueño, un mundo de fasto y felicidad, donde todo parece posible.

Todo lo que brilla (Tout ce qui brille, 2010) marca el debut como realizadores de la pareja Géraldine Nakache (Puteaux, 1980) y Hervé Mimran, quienes se conocieron en el rodaje de de la cinta Comme t’e es belle!, cuenta Nakache. Tres años más tarde, ella le presenta el guion de Todo lo que brilla a Mimran quien decide embarcarse en la aventura.

Todo lo que brilla es la historia de dos mujeres jóvenes, Ely y Lila, quienes, atraídas por la vida mundana de París, tratan de abrirse paso en ese nuevo mundo.

"Ely es un poco como yo", dice Nakache. "El recorrido  que le hemos ’diseñado’ es similar al que yo conozco. Sobre todo, la relación con sus padres es similar a la que tuve con los míos. Esto de recrear algo que se ha vivido es también una especie de confesión".

"Se trata de una chica que, como todas las post-adolescentes sienten la necesidad de emanciparse", explica Hervé Mimran. "Ella se debate entre los fuertes valores culturales y familiares, y el deseo de no parecerse a sus padres y de tener una vida estrecha pero confortable. Es una líder. Personifica el encanto, la belleza, el carisma, el humor, pero también el peligro ", comenta Nakache. "Es la menos estable de las dos, porque en ella no hay reglas. Así que ella se permite todo. De esta forma, Ely tiene valores y referencias familiares más importantes contra los cuales enfrentarse".

“Si debe haber un mensaje intríseco en Todo lo que brilla es que debemos tener cuidado con el barniz”, comenta Mimran. Nuestra voluntad no es ni política ni militante. Es una observación social: Siempre ha habido unas personas más privilegiadas que otras y, como siempre, los menos privilegiados aspiran a más. Pero cada lugar tiene sus fallas y sus lados buenos. Cuando Ely [interpretada por la propia Nakache] finalmente se traslada a París, ella se aburre a pesar de tener cerca una estación de metro que no usa”.