A pesar de las interrupciones, retrasos y problemas, Francis F. Coppola está muy satisfecho con Tetro, la cinta que rodó en Buenos Aires y ahora termina en la levantina Ciudad de la Luz, al lado del Mediterráneo español. Asegura -como ya lo hizo con la anterior- que es su película "más personal", y no duda en compararla con el mismísimo Padrino, su gran éxito internacional. El cineasta norteamericano, que este martes se reunió con la prensa en los estudios alicantinos donde esta finalizando Tetro, cree que el primer paralelismo está en la duración de la filmación -64 días- y en que como su clásico de los 70, que dio lugar a una trilogía, "hay escenas grandes y pequeñas". El cineasta italoamericano recordaba como hablando con Walter Salles, le dijo que la diferencia radica en que "en El Padrino había 40 asesinatos, con navajas, golpes y armas de fuego, y explosiones de todo tipo". Tetro será, pues, más tranquila, de hecho, también comparándola con su último trabajo Youth Without Youth -aún inédito comercialmente en España y con escaso público en el resto del mundo- "aquél era un film de ideas y ésta es más de sentimientos y emociones". Aparte de elogiar las instalaciones de la Ciudad de la Luz, donde por intermediación de su coproductor español, Gerardo Herrero, está filmando las escenas de una gran secuencia de baile hasta el próximo día 20, Coppola dijo sentirse feliz de que sus ingresos por la viticultura le permiten rodar historias escritas por él mismo y lejos de los estudios de Hollywood, donde ahora "está todo muy controlado y con muchos productores alrededor que te impiden trabajar". De la película en sí, el autor de Apocalypse Now, contó poco. Reitetó que es muy musical pero no autobiográfica (trata de una familia condicionada por su patriarca, un compositor y director de orquesta, como lo era su padre, Carmine Coppola), y que en cuanto la veamos en pantalla nos daremos cuenta de que por sus elementos fantásticos no puede basarse en la historia de su propia familia. En cuanto termine la filmación en Alicante, el cineasta visitará varios lugares de Europa para probar caldos, ya que -a diferencia del siempre inseguro negocio del cine- el del vino seguirá dándole de comer. "Cuando hay crisis -asegura- incluso se bebe más...".