París, 31 ago (PL) Dicen sus amigos que era un encantador, tanto en el trato personal como en su entrega al cine, la pasión que le dio fama sin alcanzar nunca el grado magistral: Alain Corneau deja un vacío en el séptimo arte francés. Las exequias de Corneau, fallecido en la madrugada del lunes de cáncer, tendrán lugar el próximo sábado en la mañana en el cementerio de Pére Lachaise de París, donde yacen los restos de Marcel Proust, Edith Piaf y María Callas, entre otros. Realizador, guionista y músico estrenó recientemente su último filme, Crimes d’amour (2010), con los papeles principales a cargo de la anglo-francesa Kristin Scott Thomas y la gala Ludivine Sagnier, con notable acogida de la crítica y el público. Se movió en cuerdas diversas y aunque las mayores ovaciones las consiguió con Todas las mañanas del mundo (Tous les matins du monde, 1991), una apasionada historia de música y tradiciones del siglo XVII, se hizo notorio con Police Phyton 357 (1976), Série noire (1979) y Fort Saganne (1984). De los pasajes épicos al retrato de la supervivencia en mundos sombríos de personas de identidad perdida, la épica en Saganne y la sensibilidad por la música como lo distinguió el español Jordi Savall en Todas las mañanas…. Un profesional de altura, sencillo y directo en su lenguaje, capaz de insuflar entusiasmo en los más mínimos detalles de las escenas, recordaban el presidente del Festival de Cannes, Gilles Jacob, y la actriz Scott Thomas al hablar de Corneau. Estuvo al lado de Costa Gavras y condujo tras la cámara a Gérard Depardieu, Yves Montand, Daniel Auteuil, Jean Pierre Marielle, Catherine Deneuve o Philippe Noiret. Hizo guiños a Jean Pierre Melville, para alcanzar el calificativo de heredero del maestro. La menace (1977), Nocturne indien (1989) y Le deuxieme soufflé (2007) se inscriben en su filmografía ecléctica y alejada de los encasillamientos, si bien las tramas de suspenso y los policiacos lo distinguieron como admirador del cine estadounidense. Tenía una inmensa cultura general y era capaz de tocar el piano, adoraba el jazz y la música barroca, declaró en una entrevista con la prensa gala Jordi Savall. Corneau murió a los 67 años de edad en un hospital de París. Era compañero sentimental de la cineasta y escritora Nadine Trintignant, madre de la desaparecida actriz Marie Trintignant. Conquistó en 1992 el César al Mejor Largometraje y Mejor Director con Tous les matins du monde (con Depardieu) y fue galardonado además con el Premio René Clair por el conjunto de su obra en 2004 y en el año en curso, obtuvo el lauro Henri Langlois.