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Festival de Venecia
Festival de Venecia
Catherine Deneuve y Ozon hacen sonreir a una Mostra con muy diversas propuestas
Este sábado otros tres títulos se unieron a la pugna por el León de Oro veneciano. El platillo más seductor del día, con Catherine Deneuve y Gérard Depardieu como camareros, no defraudó. Divertida y chispeante, Potiche, de François Ozon, alegró el día a más de uno. La grave, fugaz y hermosa producción rusa Ovsyanki nos devuelve a los títulos más habituales en un certamen de prestigio, uno que -de no ser éste tan italiano- jamás hubiera admitido la prescindible comedia nacional La passione, con Silvio Orlando. Es muy posible que si a un espectador completamente ajeno a su cine le sometieramos a un ciclo "a ciegas", sin títulos de crédito, de las películas del francés François Ozon, saldría del cine pensando que ha visto una selección de diferentes cineastas. No sólo es cuestión del caprichoso salto de géneros, del dramón autoral puro y duro al musical, de la fantasía al suspense... y ahora una comedia vodevilesca. No podemos decir que siempre le acompañe la fortuna. Personalmente son más las que no me convencen que las que sí, pero al francés hay que agradecerle su inconformismo temático y formal. Puede no gustar, pero al menos no aburre. Potiche es definitivamente de las que sí agradan y enganchan al espectador, en este caso con el agradecido agravante de que tiene ante su cámara a dos emblématicos astros del cine galo por cerca de cuatro décadas, Catherine Deneuve, que desde sus trabajos para Demi o Buñuel ha hecho de todo, y mucho estimable, y Gérard Depardieu, el huracán imparable, el hombre que se come la vida a bocados aunque con frecuencia se deje algún diente por el camino, el que rueda película tras película como si tuviera en casa una prole numerosímima a la que alimentar, educar y vestir. Esta es la octava vez en que ambos hacen pareja cinematográfica, y desde luego su química aquí es bastante mejor que en la inutil Otros tiempos, de André Téchiné, hace algo más de un lustro. En esta ocasión Deneuve es la aparente mujer "florero" (es lo que significa "Potiche") de un empresario más bien odioso en todos los aspectos, tanto que en un conflicto laboral es secuestrado por sus obreros, a consecuencia de lo cual debe someterse a una cura de reposo. En ese tiempo es el personaje de la actriz francesa el que debe asumir la dirección de la fabrica, consiguiendo, en parte con la ayuda de un antiguo amor (Depardieu), ahora político de izquierdas, apaciguar los animos e incluso mejorar el ambiente y la producción. Sin embargo, el repelente marido se repone y regresa dispuesto a poner las cosas "en orden". La acción de la cinta se sitúa al final de los años 70, cuando no era tan habitual que a una mujer se le reconocieran méritos profesionales, pero buena parte de su mensaje, que pasa de refilón en medio del discurrir cómico y teatral (está basada de hecho en una obra de teatro) de la cinta, sigue plénamente de actualidad. Una segunda cinta reivindicaba también el género de la comedia este sábado en un Lido que recupera poco a poco la normalidad tras la tormenta tropical del viernes. La italiana La passione, de Carlo Mazzacurati, es una farsa muy menor protagonizada por Silvio Orlando, sobre un director de cine en crisis creativa y laboral que acepta dirigir un espectáculo en vivo de Semana Santa en un pueblo toscano. Tiene algún momento divertido, pero es evidente que de no ser tan italiana como este festival no tendría acomodo de ninguna forma en un certamen extranjero equivalente. Por el contrario, si podríamos encontrar a la breve (75 minutos) cinta rusa Ovsyanki, una funeraria "road movie" sobre dos hombres que conducen al cadáver de la joven esposa de uno de ellos (cuya muerte nunca sabemos por qué o cómo se produjo) a una remota zona del país para incinerarla y arrojar sus cenizas a un río siguiendo las tradiciones de un antiguo pueblo nórdico casi extinto que residió allí siglos atrás. Su director, Aleksei Fedorchenko, hasta ahora sólo conocido por un falso documental humorístico sobre la llegada del hombre -soviético- a la luna en los años 30, cuenta con sensibilidad que no esquiva rotundas referencias sexuales retrospectivas, esta triste historia de adiós, en tierras desoladas. Aquí si estamos ante el típico film que enriquece la selección de un festival, y para algunos está ya en la lista de candidatos a premio.