El cineasta Woody Allen, responsable de algunas de las películas más alabadas de los últimos cuarenta años, como Annie Hall o Manhattan, podría verse obligado a decir adiós al arte que le hizo famoso. Hasta hace poco acostumbrado a filmar una película al año, esta misma semana se anunciaba que se había visto obligado a alterar su rutina al rechazo que sufre por parte de la industria hollywoodiense, posicionada en contra de los abusos que dijo haber sufrido por él su hija adoptiva, Dylan Farrow, pese a que la investigación de la época no encontró fundamento en las acusaciones. Ahora, Amazon, que tenía previsto lanzar -dentro del contrato de cinco películas que le une con el cineasta- su último trabajo, A Rainy Day in New York parece haberlo guardado sine die. 

El director neoyorquino ha estrenado, como mínimo, una película al año desde 1981. Por lo que el año sabático que pretende tomar, a sus 82 años, estaría más relacionado con la imposibilidad de financiar sus proyectos que con sus intenciones de seguir gestando obras, según desvela el medio Page Six. El director siempre negó estas acusaciones sobre su persona y nunca fue encausado, pero las declaraciones en prensa de la hija de Mia Farrow, que aseguró que el director había abusado de ella cuando tenía siete años, han derivado en el ostracismo del autor de cintas como Irrational Man o Vicky Cristina Barcelona.

"A Woody le encanta trabajar. Él nunca se toma vacaciones. Pero se tomará un tiempo libre este año hasta que pueda encontrar un patrocinador", afirmó una fuente anónima a Page Six. Para un productor de Hollywood, que también se mantuvo en anonimato, "Woody Allen siempre consiguió fantásticos actores. Las estrellas trabajaban por un salario mínimo porque les daba prestigio, pero con el movimiento #MeToo, ahora él es tóxico".

El movimiento #Metoo, que estalló llevándose por delante a figuras como Harvey Weinstein o Kevin Spacey, ha sido el principal causante del retiro temporal de Woody Allen. El prestigioso director ha sido criticado públicamente por actores y actrices que antes habían trabajado con él, como Michael Caine o Rebecca Hall, que lamentaron haber trabajado con Allen y decidieron donar sus salarios a organizaciones benéficas destinadas a defender a víctimas de abusos.

Antes de que el chorro de financiación se cortase, Allen había firmado un contrato para realizar cinco películas con Amazon, de las que ya ha rodado dos, la estrenada hace unos meses Wonder Whell y A Rainy Day in New York, que no tiene fecha de emisión por parte de la plaforma. Algunos medios, como The Hollywood Reporter, apuntan que lo más seguro es que la productora no acceda a filmar las otras tres cintas que se estipularon en el contrato y que todavía no se han realizado, aunque deba indemnizarle.

Otras fuentes señalan que los problemas de financiación de las cintas de Allen eran previos al #Metoo, ya que "sus películas no hacen dinero [...] Durante años, ha estado pasando de una de un patrocinador a otro. Incluso ha ido a Europa, pero ya se ha quedado sin opciones", concluyó.