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DIARIO ÚLTIMAS NOTICIAS / Margarita López Maya / Martes 01 de Enero
100% (¿contra?) Venezuela
100% (¿contra?) Venezuela
Transcribimos el texto de la autora Margarita López Maya sobre el Festival 100% Venezuela, publicado el día domingo 04 en el diario Últimas Noticias
(Foto: Miguel Amat) La semana pasada tuvo lugar en Nueva York un festival de cine venezolano, que se llamó 100% Venezuela. Con el apoyo de la Universidad de Nueva York (la llamada NYU) y contando con una selección extraordinaria, durante cuatro días el público pudo disfrutar de una visión venezolana sobre Venezuela desde este género artístico. Se incluyeron quince obras viejas y recientes de alta calidad como Crónica de un subversivo latinoamericano, El pez que fuma, País portátil, Oriana, Desnudos con naranjas, Secuestro Express, Miranda y la premiere en Nueva York de Postales de Leningrado. Hubo lleno total todo el tiempo. Además de las películas, cada día hubo un panel temático. El detalle que faltaba lo dio la recién nombrada Cónsul de Venezuela, que el día del foro político y al finalizar la sesión, exigió intervenir para denunciar una falta de nacionalismo por parte de los organizadores y no se si de nosotros los panelistas, pues yo participaba en ese panel. El motivo fue el afiche que publicitaba al festival, que en su opinión vendía una imagen guerrerista de un gobierno amante de la paz. Al principio pensé que el incidente carecía de importancia. Pero he cambiado de parecer en vista de la circulación por Internet de una grabación -usada también por una televisora del Estado- que con el nombre de "100% contra Venezuela", pretende dar cuenta de lo que allí pasó. En realidad esa grabación no es sino un video políticamente montado para distorsionar la realidad y con ello servir a la perversa polarización política que en el país continuamos viviendo. Supe por la NYU, que nuestro consulado en NY recibió la información, afiche incluido, varias semanas antes del festival. No llamó a los organizadores para expresar su malestar ni para notificar que intervendría ese día para fijar su posición de rechazo al afiche en cuestión. Lo hizo sorpresivamente cuando la sesión del panel había ya concluido. Pero estaba claro que no era una reacción espontánea sino planificada. La cónsul llegó tarde, perdiéndose parte del panel que se desarrollaba. Llevó gente para que grabaran, a mí por ejemplo me entrevistó una persona de Telesur. Soy de quienes piensan que el que quiera grabar lo puede hacer, pero hay formalidades como solicitar permiso y/o informar con antelación, que sobre todo un cónsul, representante de un gobierno, debe cumplir en el país donde esté y en instituciones extranjeras a las que acuda, como fue en este caso la NYU. El personal diplomático debe respetar para que lo respeten. Violar estas normas básicas puede acarrear perjuicios para la nación. Lo grabado fue después manipulado para que el panel apareciera como algo que no fue. Se quiso hacerlo ver como un mitin político antichavista, donde Teodoro Petkoff abría los fuegos y el resto de los panelistas, académicos todos a diferencia de Petkoff, continuábamos en el mismo tono. En realidad Petkoff fue el último de los panelistas en el orden de la palabra, al que siguieron dos comentaristas. Además de alterar el orden, se entresacaron extractos de las presentaciones que consideraron podía dar la buscada imagen de mitin antichavista. La traducción al español que aparece en la grabación es defectuosa y/o malintencionada, pues a mí me pone a decir lo que no dije. Hablé de una lógica militarista en políticas gubernamentales como las misiones y el desarrollo endógeno y traducen eso como "ideología militarista". Me parece que la cónsul se dejó llevar por un afán de marcar su nuevo territorio, mostrando su incondicional lealtad al proceso. Montó un show torpe e innecesario. Un festival que pudo haber avalado y felicitado por la calidad, el cuidado con que se hizo y por la consideración con que se trató a la representación del gobierno venezolano en la ciudad, fue por el contrario objeto de descalificación dentro de ese perverso juego polarizado que tanto gusta hacer a algunos sectores del chavismo. Quienes participamos en el evento de Nueva York no somos ni enemigos, ni golpistas, ni agentes de la CIA, aunque no dudo que ya algunos nos consideren como tales en vista del video que circula. Los venezolanos que rechazamos esa lógica polarizada seguiremos adentro y afuera buscando que nuestro proceso político, con sus debilidades y fortalezas, se entienda en su justa dimensión, como puede aportar para ello el cine venezolano allí presentado y los paneles temáticos desarrollados. Hay que pasar la hoja y armarse de paciencia con el chavismo truculento y sectario. El afiche del festival Como el centro de las paranoias de ese chavismo en el festival se centró en su afiche, es bueno decir unas palabras sobre éste. El afiche estuvo motivado por ciertas características del cine venezolano, principalmente por sus temas emblemáticos y recurrentes de la violencia y la lucha guerrillera. En el afiche se tiñe de rojo un mapa de América del Sur y se metamorfosea la parte norte del mapa, donde se ubica Venezuela, en una mano que empuña un arma. Hay además en una de sus esquinas un militar -¿Chávez?- auto filmándose con una cámara que se alimenta de una bomba de gasolina. No me parece especialmente bonito o atinado el afiche y puedo entender que al gobierno venezolano le disgustara y lo quisiera expresar a quienes apoyaron u organizaron al festival. Pero desafortunadamente para los que tienen el poder, el arte es siempre así, irreverente, contestarlo y crítico. Querer doblegarlo produce resultados lamentables. También, pero de otra manera, los intelectuales y académicos, por oficio, debemos ser independientes, informados y críticos. Para el gobierno no tiene caso cazar esa pelea porque va a perderla –se desprestigia y seguramente a pocos amedrenta. El chavismo con estos desplantes refleja intolerancia y poco espíritu democrático. Mandinga revolucionario La mejor truculencia de todas las que hasta ahora he visto sobre este festival fue el comentario del señor Mandinga en un programa del canal 8. No tiene desperdicio. Él forma parte del elenco de los revolucionarios que "a mucha honra" hacen ese trabajo sucio que muchas revoluciones, incluyendo la chavista, tienen por necesario. Son los que creen que el "enemigo" anida en todas partes y en todos nosotros, y es necesario denunciarlos y denigrarlos. Con el desprecio ante quienes pensamos con cabeza propia y nos mantenemos estudiando toda la vida, me sometió al escarnio público. Según su parecer, en un trance de "tanta trascendencia" como la que allí se vivía, una denuncia de la cónsul de los "oscuros intereses imperialistas" tras el oprobioso afiche, yo me "reía" manifestando mi más absoluta "falta de educación". Me cayó frutero, como quien dice. Y quién sabe, puede que esta telenovela continúe y algún otro salta al ruedo y quiera participar. Me ha recordado la animadversión hacia intelectuales y artistas que también hizo estragos en la Cuarta. Más que cambio revolucionario, dèja vu. Ni modo, más paciencia y buen humor.