DIRECTOR

Paul Thomas Anderson

El fracasado revolucionario Bob vive en un estado de paranoia por culpa de los efectos de las drogas, sobreviviendo de forma aislada con su enérgica e independiente hija, Willa. Cuando su malvado némesis reaparece después de 16 años y su hija desaparece, el ex radical luchará por encontrarla, mientras padre e hija enfrentarán las consecuencias de su pasado.

Una batalla tras otra (One Battle After Another, 2025) se basa libremente en la novela “Vineland” de Thomas Pynchon, publicada en 1990. Este no es el primer intento del cineasta estadounidense Paul Thomas Anderson con este autor, ya que anteriormente había adaptado Vicio propio (Inherent Vice, 2014). Cabe destacar que el director no quiso ser fiel al libro, tomando en este caso el marco narrativo (un hombre perseguido por el Estado, un grupo rebelde, la paranoia de la era Reagan) y lo transformó en una comedia épica de acción. Su protagonista, Leonardo DiCaprio, describe la película como una «fábula política, pero con la energía de una caricatura».

Precisamente en la preparación para su papel, DiCaprio debió someterse a un riguroso entrenamiento físico. Inspirado por los intensos altibajos del personaje, el actor pasó seis meses entrenando artes marciales y carreras de montaña. Este estricto régimen le permitió no solo transformarse físicamente, sino también mentalmente en un hombre dispuesto a hacer lo que fuera por encontrar a su hija.

Un presupuesto récord

Nunca antes Anderson había asumido un proyecto con un presupuesto de esta magnitud (entre 110 y 140 millones de dólares). Una batalla tras otra supera con creces a Petróleo sangriento (There Will Be Blood, 2007) ($25 millones) o a Licorice Pizza (2021) ($40 millones). Esta apuesta financiera resulta aún más sorprendente dado que el cineasta no es conocido por realizar éxitos de taquilla bien calibrados. Warner Bros. aceptó financiar el proyecto porque Leonardo DiCaprio estaba vinculado a él, lo que garantizaba un éxito internacional seguro.

VistaVision en 35 mm

En lugar de rodar digitalmente como en muchas superproducciones, Paul Thomas Anderson insistió en usar cámaras VistaVision (un formato horizontal creado por Paramount en la década de 1950, utilizado por Hitchcock en Vértigo). La ventaja: una imagen extremadamente detallada, ideal para proyecciones en IMAX. Esto requería una logística engorrosa: cámaras poco comunes, película cara y un revelado costoso. Pero el director quería que su película conservara la textura natural del cine, incluso en las secuencias de acción más espectaculares.

Una de las escenas más memorables tiene lugar durante una intensa persecución en un mercado abarrotado. Para esta escena, el equipo de especialistas tuvo que coordinar una entrega con docenas de extras entusiasmados, a fin de capturar la energía frenética de la novela original de Pynchon. El director insistió en rodar en exteriores, con cámaras en mano capturando cada movimiento, para que el público se sintiera en medio de la acción. 

Por estas razones, Una batalla tras otra es la primera película de Anderson que se estrena en formato IMAX.  

(Fuente: www.allocine.fr)