MGM, que ha heredado el inicial proyecto de Warner (antes también pasó por Columbia) para llevar a la gran pantalla de la mano de los hermanos Farrelly la popular serie de cortos de humor de los años 30 The Three Stooges (Los Tres Chiflados), aspira a un estelar trío de protagonistas, con los que actualmente negocia: Benicio del Toro para el papel de Moe Howard, Sean Penn para el de Larry Fine y Jim Carrey como Curly Howard. En el último caso, el histriónico autor tendrá que engordar casi 20 kilos para asemejarse al personaje original, aunque tiempo no le faltará ya que el rodaje no está previsto hasta el año que viene. Hace ya una década que Peter y Bobby Farrelly, autores de varios títulos cómicos basados en "gags" físicos, muy del estilo de los "Chiflados" están intentando levantar este proyecto, y -según informa Variety- ahora si parece factible con la Metro. El nombre de Penn, a pesar de no ser un actor que se haya prodigado demasiado en la comedia, se rumoreaba desde hace tiempo, no así el de Carrey, a pesar de que ya ha trabajado previamente con los hermanos en Una pareja de idiotas y Irene, yo y mi otro yo, porque su aspecto físico dista mucho del del orondo Curly. Tampoco parecía muy obvia la elección del boricua Del Toro, más adicto al drama. Curiosamente, para el personaje de Moe sonó antes un viejo conocido de "Beno", Johnny Depp. The Three Stooges o "Los Tres Chiflados" (nombre con el que se hicieron famosos en toda Latinoamérica), son una de las mayores leyendas de la cultura popular estadounidense, así como los pioneros de cierto tipo de humor "estúpido y de agresión" que creó escuela en el mundo anglosajón y cuya influencia se puede detectar en los mismos hermanos Farrelly. Juntos, desde los años 30, protagonizaron largometrajes, cortometrajes y programas de televisión a lo largo de varias décadas. La clave de su éxito se basó en su comicidad atemporal, en su anarquismo (comparable al de los Hermanos Marx, pero más infantiloide), en su "slapstick" (similar al de Laurel y Hardy, pero más simple) y en su permanente recurso a la violencia física. Pocos equipos cómicos fueron tan demenciales, efectivos y poco románticos como ellos. Como dijo una vez uno de sus miembros originales, Larry Feinberg: "Nuestro objetivo era no darle tiempo a la gente para pensar".