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Almodóvar acogido más amablemente en Cannes que en Madrid
Almodóvar acogido más amablemente en Cannes que en Madrid
La crítica no ha sido unánimamente positiva frente a la última obra del cineasta manchego, presente con su musa Penélope Cruz en la Croisette
Aunque no ha habido unanimidad positiva, sí parece que la prensa internacional -especialmente la anglosajona- ha sido más benévola que la española a la hora de recibir Los abrazos rotos, la nueva película de Pedro Almodóvar. La francesa, anfitriona, ha sido menos condescendiente. Le Monde claramente coincide con la mayoría de los críticos españoles en que el film es fallido, mientras Liberation se muestra muy molesto de que Penélope Cruz sufriera una gripe que no le impidió recibir a las televisiones pero sí a los medios escritos. La Tribune, por contra, se rinde a Los abrazos rotos, a la que califica como "magistral" y al igual que DVDrama habla de un injusto comportamiento en el pasado de los diferentes jurados hacia las películas concursantes del manchego, merecedoras de mejores recompensas que los premios al guión o la realización. En cuanto a Le Monde, quizás el más duro, tras titular "Almodóvar hace brillar su falta de imaginación", censura las excesivas referencias a otras cintas, ajenas o propias, y dice que "este reciclaje testimonia una crisis de inspiración, Pero la ventaja de ser un gran creador respecto del común de los mortales es que se puede inspirar incluso por la ausencia de inspiración, y que el estilo no se le escapa a la vez que las ideas nuevas". Por su parte, Pedro puso todos los medios a su disposición para que su nueva incursión en la Croisette en busca de la anhelada Palma de Oro tuviera todo el brillo necesario: el reparto al completo estaba aquí, encabezado por Penélope Cruz, y él desplegó simpatía ante los medios internacionales, especialmente los de Francia, donde su película se estrena por primera vez en salas fuera de España, este mismo miércoles. "Me doy cuenta -dijo el cineasta español- de que es la primera vez que hago una declaración de amor tan explícita, no en una secuencia en particular, sino a todo lo largo de la película. Al cine, a sus elementos materiales, a las personas que lo hacen, a los actores, escritores, montadores, a las pantallas que dan vida a las intrigas y emociones...". Almodóvar hizo reir a los periodistas al poner un ejemplo de la confianza que logra de sus actores y su "manía" por interpretar todos los papeles de sus películas para orientarlos: "No voy a decir el título, pero era mi quinta película. Yo que soy de naturaleza tímida, aunque no lo crean, tuve que hacerle un cunilingus a mi actriz para que el actor supiera cómo hacerlo". Respecto de las posibilidades de ganar la Palma de Oro, dijo que se iba el viernes de Cannes "para no dar la impresión de que estoy esperando un premio", pero matizó que estaba dispuesto "a volver el domingo aunque sólo sea para entregar el premio al mejor actor o mejor director".Por otro lado, este martes, al igual que Los abrazos rotos, el otro melodrama -esta vez basado en hechos reales- en competencia, Vincere, tuvo buena acogida. Se trata de la recreación a cargo del veterano e irregular cineasta Marco Bellocchio de la historia real de la primera mujer de Benito Mussolini, a quien el luego dictador abandonó tras tener un hijo en común, y para evitar que defendiera sus derechos cuando el líder italiano se casó por segunda vez, acabó internándola en un psiquiátrico donde murió. Por su parte, el hijo acabó sufriendo la misma suerte, años más tarde. Ambos murieron prematuramente. Sobre su cinta, protagonizada por la espléndida Giovanna Mezzogiorno, Bellocchio ha dicho que denunciar las infamias del régimen fascista no le interesaba: "Lo que me emocionó profundamente fue esta mujer y su rechazo absoluto de cualquier compromiso. Finalmente, ella pudo haber aceptado su suerte y quedar en la sombra, y quizás pudo haberse beneficiado de un rentable retiro, como ocurrió con otras de las numerosas amantes de Mussolini. Pero ella, al contrario, quiso reivindicar su propia identidad y no estuvo dispuesta a aceptar la traición de ese hombre, un ser al que como escribió en sus cartas, amó de manera absoluta y entregó todo lo que tenía, incluido su patrimonio económico antes de llegar al poder".