Afiche de Cuando quiero llorar no lloro, film venezolano de Mauricio Walerstein. El cartel de una película de cine, esa postal que nos impacta o enamora, es quizá el producto más popular de la cultura cinematográfica. En su rol de significar la película, el afiche llega a constituir una imagen que adquiere valor y vida propia. Porque es la película en sí misma, su resumen y preámbulo, pero es también una pieza individual de creación. ¿Cuántos de esos carteles no llevamos tatuados con pasión en nuestra memoria? El diseño y sus colores, la atmósfera y su momento histórico, lo que queremos y soñamos, la historia, ese film inolvidable. Desde este jueves 19 de noviembre, el Instituto Cultural Brasil Venezuela, bajo la curaduría del arquitecto Guillermo Barrios, presenta una muestra que invita a sentarse y volver a ver más de veinte películas juntas: “El cartel de cine”. La muestra es una selección que funge de gran mosaico para ensayar una pequeña historia, original y libérrima, de las cinematografías de los dos países: Brasil y Venezuela. Entre ellas destacan las venezolanas Caín adolescente, Cuando quiero llorar no lloro y De cómo Anita Camacho...; y las brasileñas Mar de rosas, Gato de Madame y Orfeu do Carnaval. La exposición se podrá ver en la sede del Instituto Cultural Brasil Venezuela, ubicada en la avenida San Felipe, quinta Degania, La Castellana. Horarios: de lunes a viernes, de 9:00 am a 12:30 pm y de 2:00 a 8:00 pm Sábados: de 9:00 am a 1:00 pm Entrada libre. Esta exposición se hace con la colaboración de la Cinemateca Brasileira de Sao Paulo, la Fundación Cinemateca Nacional de Caracas y Bolívar Films.