El nonagenario actor norteamericano Ernest Borgnine, secundario insustituible en casi dos centenares de producciones, muchas de ellas westerns y films bélicos, no piensa ni por asomo en la palabra retiro. Ya tiene proyecto para el año próximo, en Toronto, donde a pesar de sus para entonces 93 años hará de agente del FBI junto a Bruce Willis. Así lo ha adelantado este jueves en Almería, cuyo festival de cine le rinde un homenaje, en la provincia española donde décadas atrás rodó hasta tres títulos. El ganador del Oscar por un film relativamente insólito en su carrera, el drama Marty, recibe el Premio Almería Tierra de Cine, concedido por la Diputación Provincial de esta provincia en el marco del Festival Internacional de Cortometrajes Almería en Corto. En español, y visiblemente emocionado, Borgnine ha recordado sus previas visitas a esta provincia andaluza: "La primera vez que vine a Almería me encontré con un pueblecito muy muy pequeño, de pescadores que se subían a sus barcas y se pasaban pescando toda la noche para vender en el mercado al día siguiente. Yo vengo de una familia trabajadora, que ha tenido que buscarse la vida. Y me gusta el agua, el mar. Para mí, los pescadores eran todo". Con orgullo, ha contado a los periodistas como el año entrante filmará una nueva película de acción, su género favorito. Se trata de Red, de Robert Schwentke, y en ella compartirá elenco con Willis, Morgan Freeman, Mary-Louise Parker, John C. Reilly, Helen Mirren, Richard Dreyfuss y Brian Cox. Además, tiene otras cuatro cintas pendientes de estreno, así que no quiere oir hablar de jubilaciones... El Premio Almería Tierra de Cine de este año se ha labrado fama de duro de Hollywood, y ha bordado los papeles de malo: el depravado militar de Doce del patíbulo (1967), el detestable productor de La leyenda de Lylah Clare (1968), el sádico revisor de El emperador del Norte (1973)... También estuvo en De aquí a la eternidad (1953), Veracruz (1954), o Johnny Guitar (1954), personajes muchos de ellos en las antípodas del ahora abuelo bonachón y rebosante de simpatía. "¿Cómo se puede ser tan malo en una película y tan bueno en persona?", le preguntó un periodista, y él respondió. "Es que soy actor, y tengo que hacer que usted se crea mi actuación". La última vez que vino a Almería no fue hace tanto, cinco años, para Blueberry, y antes había filmado Los desesperados (1969) y Hannie Coulder (1971).