La cinta de Marité Ugás El chico que miente será la primera venezolana en llegar a las salas el año entrante, cuando se estrene con 17 copias el 28 de Enero, coincidiendo con los 114 años de la llegada del séptimo arte al país. Esta "road movie" filmada mayoritariamente en escenarios naturales de los estados de Aragua, Vargas y Falcón, narra la historia de un chico de 13 años que inicia un viaje por la costa de Venezuela y para lograr sobrevivir, reinventa una y otra vez su propia historia en la tragedia del deslave. Poco a poco, también se irá desvelando su verdadero pasado. Hace diez años que un corrimiento de tierras le arrebató a su madre, pero él cree que la puede encontrar. El personaje principal de El chico que miente fue asumido por Iker Fernández, quien debutó como actor, acompañado por los más veteranos Laureano Olivarez (Postales de Leningrado, Oro Diablo, La hora cero), Beto Benites (Hermano), Beatriz Vázquez, Gladys Prince, Francisco Denis, Dimas González, María Fernanda Ferro, entre otros. Escrita a cuatro manos por Ugás y su habitual colaboradora Mariana Rondón (juntas hicieron Postales de Leningrado y A la medianoche y media), El chico que miente, afirma su realizadora, podría recordar al deslave de Vargas de 1999, aunque éste no aparece propiamente en la cinta. "Todos tienen su cuento del deslave, todos tiene un cuento sobre ese momento. Como cuando el hombre llegó a la luna… cuando cayeron las torres gemelas. El antes y el después. Pero en especial, todos tienen su cuento sobre lo que estaban haciendo en ese instante. La película no se va a centrar en revivir escenas de dolor, sino que de alguna manera activará la memoria emotiva de los venezolanos sobre un hecho que cada quien ha vivido de una manera diferente", sostiene. "El espectador -añade la cineasta venezolana- podrá acompañar al personaje principal, de 13 años, en su transformación. Es un chico que parte de un lugar significativo para él y para quienes, de alguna manera vivieron el deslave de Vargas, y en el camino va a descubrir la amistad, la traición, el amor y, sobre todo, va a descubrir que sus palabras son un gran arma para poder avanzar hacia la verdad que tanto busca". Por su parte, la coguionista y productora Mariana Rondón agrega que en el guión siempre se contempló "mostrar a los personajes de estas poblaciones costeras lo más auténtico posible, recorrer caminos tal cual como son, no modificar los espacios. Es un trabajo de ficción pero retratando la esencia de esos lugares". Esta coproducción entre Venezuela y Perú, apoyada por Ibermedia, se filmó a lo largo de 9 semanas en diversos emplazamientos de la costa caribeña venezolana. "Éramos como una especie de gitanos que iban llegando de pueblo en pueblo con sus carpas. En cada localidad nos recibieron con mucho cariño, además sus habitantes tuvieron la oportunidad de ser parte del equipo de la película como intérpretes principales, como extras o apoyando a los jefes de áreas", recuerda Marité Ugás.