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Taquilla argentina: "Relatos salvajes" arrasa en su primer día
Taquilla argentina:

La cinta que compitió por la Palma de Oro en Cannes, se estrena pronto en Venezuela

 

La película de Damián Szifrón Relatos salvajes arrasó en su primer día de proyecciones en las salas argentinas, convocando este jueves a más de 45.000 espectadores en todo el país. Esta coproducción argentino-española, protagonizada por un "all stars" de la actuación local (Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Erica Rivas, Rita Cortese, Oscar Martínez y Julieta Zylberberg) se estrenó en 288 pantallas, con muy buenas críticas de la prensa local, y una semana después de lo anunciado, por una huelga de trabajadores de algunas de las más importantes cadenas cinematográficas. 

 

En concreto fueron 45.542 los espectadores que -según datos de la consultora de medición de audiencias Ultracine- acudieron a las salas este jueves a ver Relatos salvajes, tragicomedia de humor negro sobre personas que son llevadas al límite, y sucumben a la ira o la venganza. En ese mismo día la que fue líder del fin de semana precedente, Tortugas ninja apenas superó los 9.000 espectadores, aunque bien es cierto que la cinta infantil producida por Michael Bay se proyectaba en 173 salas. 

 

Nunca hasta ahora ninguna otra película nacional había disfrutado de un lanzamiento tan amplio como la producción de Kramer & Sigman junto a los hermanos Almodóvar. La multinacional Warner Bros. le dio acceso a esas casi 300 pantallas que deberían permitirle convertirse pronto en la primera cinta argentina que lidera este año la clasificación semanal y la nacional más taquillera de 2014, con permiso de Bañeros 4, que actualmente lidera la clasificación con cerca de un millón de espectadores. 

 

Por otro lado, y coincidiendo con el estreno de su película, Damián Szifrón, director y guionista de Relatos salvajes quiso salir al paso de las críticas y denuncias que sufrió por unas declaraciones suyas en el programa televisivo de Mirtha Legrand, que fueron interpretadas como una justificación social de la violencia. 

 

En un artículo publicado por numerosos medios nacionales, el cineasta puntualiza: "Sostuve que, a mi criterio, la desigualdad es inherente al sistema que rige la vida de tantas personas en el mundo. Es estructural y necesaria, no casual. También afirmé que la delincuencia financiera y gubernamental contribuyen a aumentarla. Y que la inseguridad es fruto de esa desigualdad. Hay otros factores que la explican, por supuesto, pero para mí ése es el principal. Y también dije que 'si yo hubiese nacido muy pobre, en condiciones infrahumanas, y no tuviese las necesidades básicas cubiertas, creo que sería delincuente, más que albañil'.

 

Mi intención —expresada en forma desafortunada— no pretendía estigmatizar a nadie ni sugerir que había que buscar la equidad por medio de la violencia, sino dar mi parecer sobre algunas de las causas que llevan a una persona a cometer un delito, y desplazar el eje de la discusión de la eventual condena que debería recibir. No porque tenga alguna duda respecto de que la justicia tiene que condenar a un delincuente, sino porque me interesaba concentrarme en lo que, para mí, es el origen del problema.

 

Un ladrón no nace ladrón. Pero el entorno define nuestra personalidad y altera nuestro comportamiento. Los seres humanos no reaccionamos igual frente a los mismos estímulos. Y en un contexto de desigualdad creciente, hay quien se resiste a aceptar el lugar que le tocó: lo intuye injusto, hostil, se indigna ante la feroz diferencia de oportunidades y se carga de resentimiento. Creo que ese resentimiento, fogoneado por la ostentación permanente de los bienes de consumo como vehículos para la felicidad y potenciado por los efectos alienantes de algunas drogas, a diario produce que alguien robe y mate".

 

Szifrón concluye lamentando la polvareda levantada por sus declaraciones, y recordando que "Ya casi nadie cuestiona la cantidad de horas por día que muchos canales le dedican a la agresión y la frivolidad, pero cuando alguien utiliza ese espacio para brindar una opinión sincera, equivocada o no pero que sólo busca enriquecer un debate, la condena es inmediata: se toma un conjunto de ideas, se las despoja de su sentido original y se las reduce a una frase polémica que alimenta las confrontaciones del día o de la semana".