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WWW.EL-NACIONAL.COM / Humberto Sánchez Amaya / Fotos: Williams Marrero / Miércoles 24 de Agosto
Bernardo Rotundo: “En Venezuela aún hay analfabetismo audiovisual”

Entre los planes del Circuito Gran Cine está la creación de una escuela para profesionalizar el oficio del difusor cultural cinematográfico. 

 

 

Gran Cine celebra su vigésimo aniversario en un año difícil para la industria cinematográfica venezolana debido a la preocupante disminución de espectadores. No hay distingo, tanto las salas que exhiben filmes comerciales como aquellas que se inscriben en lo alternativo han sido afectadas por la inflación y las medidas tomadas en febrero ante la crisis energética.

 

El presidente del circuito, Bernardo Rotundo, manifiesta que debido a la crisis este año se han visto limitados y solo estrenarán seis películas; sin embargo, el plan de la organización es mantener en pie lo logrado y asumir más riesgos.

 

¿Cómo evalúa estos 20 años de actividades?

—De forma positiva. Se ha creado en el país un centro promotor de la cultura cinematográfica dinámico y eficiente. Hemos traído películas que normalmente no se hubieran visto en el país si no estuviéramos articulados en esta organización. Hemos consolidado también muestras como el Festival de Cine Francés. Logramos instaurar también la promoción de cine a través de unidades rodantes, el Cine Móvil, que desde 2006 exhibe películas en calles, avenidas, plazas, parques, con un promedio de 250 proyecciones por año.

 

¿Considera que ha habido cambios en las preferencias cinematográficas del venezolano?

—Se han creado hábitos para esperar las muestras de cine como las que se hacen sobre la filmografía española o francesa. Hay costumbres, fundamentalmente en Caracas, aunque trabajamos fuertemente para abarcar otras ciudades. En Venezuela aún hay analfabetismo audiovisual. La única forma de revertirlo es con planes de estudios, a través del Ministerio de Educación, para incluir en los colegios una materia de cultura cinematográfica.

 

¿Hay alguna preferencia por películas de algún país en específico?

—En Venezuela no existen distribuidoras independientes y alternativas, a diferencia de países como Colombia. Los amigos de allá viajan al mercado internacional y viven de eso. En el caso venezolano ninguna ha podido durar, quiebran. Nosotros nos hemos mantenido porque tenemos diversos programas como el Cine Móvil, apoyado por empresas privadas y públicas. Con los festivales conseguimos también patrocinios. Si nos concentráramos solo en la distribución creo que no hubiéramos logrado el equilibrio económico. En el caso de América Latina existe un gran prejuicio. La gente se resiste a lo que no conoce y resulta ser que esta es una de las regiones donde se está haciendo el mejor cine del planeta. No lo digo yo, lo han dicho directores de festivales como los de Venecia y San Sebastián.

 

¿Cómo obtienen las divisas para traer las películas?

—Nunca hemos tenido dólares preferenciales. Tenemos colaboraciones de productores internacionales amigos, así como de Europa Cinema y de la Confederación Internacional de Cines de Arte y Ensayo, de la que somos miembros. Nos apoyan porque les conviene distribuir el cine europeo. En lo que respecta al cine latinoamericano, intentamos pagar las películas con ingresos propios a través de diversas modalidades.

 

¿Cuál ha sido la película más exitosa?

El discurso del rey llevó a las salas a alrededor de 100.000 espectadores. Hubo una italiana llamada Hombres al dente que sumó aproximadamente 25.000.

 

¿2016 es el año con menos estrenos?

—Desde que empezamos a distribuir con firmeza en 2011, es el año con menor cantidad de estrenos.

 

Es un momento difícil para el cine en Venezuela, ¿cómo prevé que termine el año?

—Hay una realidad muy dura, una situación económica que nos afecta a todos. La crisis energética redujo en 33% los horarios, lo que trajo como consecuencia un menor número de espectadores. Se calcula que la audiencia ha disminuido en 40%. Los estrenos de cine nacional han sido pocos y los que ha habido han tenido poco público. Los precios de las entradas también han aumentado, las funciones de 2D se pueden conseguir entre 500 y 2.500 bolívares.

 

—¿Los gremios de cine fueron tomados en cuenta cuando se redujeron horarios en centro comerciales?

—Para nada. Fue una medida tomada por el Ejecutivo debido a la crisis de energía. Nosotros alertamos que podían buscarse otros mecanismos de ahorro. Entendíamos que podía haber un apagón.

 

¿Qué otros planes tiene Gran Cine?

—Queremos convertirnos en una entidad de desarrollo social. Además del Cine Móvil dirigido a sectores con escasos recursos, queremos profesionalizar el oficio del difusor cultural cinematográfico, que se convierta en una profesión que permita vivir dignamente. También deseamos crear una escuela de gerencia para que la gente instale cineclubes o salas de cine.

 

Sobre la reforma de la ley

Bernardo Rotundo es uno de los impulsores de la segunda reforma a la Ley de Cinematografía Nacional. Asegura que nunca se ha querido excluir a nadie y que el debate está abierto. “No se trata de imponer una ley que perjudique a un sector y lo lleve a la quiebra. Va de la mano de la sensatez de personas agrupadas en el Foro del Cine Venezolano, que integra a varias organizaciones del gremio. Actualmente vamos una vez al mes a la Asamblea Nacional”.

 

Hay quienes aseguran que su única intención es favorecer a Gran Cine.

—Somos una asociación civil sin fines de lucro, pero tampoco nuestros fines son de pérdida. Tenemos una estructura que pagar, al igual que las películas que adquirimos. Lo que no podemos es darle a la directiva dividendos. Es ilógico pensar que uno impulsa la reforma para favorecer a Gran Cine. Nosotros no podemos solicitar créditos por la personalidad jurídica que tenemos. Lo que pasa es que somos tan asertivos que nos comparan con Cines Unidos y Cinex.