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DIARIO EL UNIVERSAL / Pablo Gamba / Lunes 03 de Julio
Gastón Duprat: "Borges estaba sobrecalificado para el Nobel"
Gastón Duprat:

El cineasta argentino es codirector con Mariano Cohn de "El ciudadano ilustre", que ganó el Goya a la mejor película iberoamericana y estará en el Festival de Cine Argentino.

 

 

El ciudadano ilustre es una de las películas que podrán verse en Caracas a partir del viernes, en el Festival de Cine Argentino. Ganó el Premio Goya al mejor film iberoamericano. El protagonista, Oscar Martínez, fue galardonado como mejor actor en el Festival de Venecia.

 

El personaje principal de esta comedia es el primer escritor argentino que gana el Premio Nobel. Daniel Mantovani acepta después una invitación a regresar a la localidad provinciana en la que nació, y de la que se fue sin querer volver, para recibir el homenaje de sus conciudadanos.

 

Gastón Duprat es, junto con Mariano Cohn, codirector de esta película y de varias otras, como El artista (2008), El hombre de al lado (2009) y Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo (2011).

 

En Argentina los dos se hicieron conocidos por "Televisión abierta" (1998). Es un programa al que Duprat considera pionero en el mundo por lo que respecta a los reality shows.

 

“Era una suerte de Youtube televisado: la gente llamaba por teléfono y pedía que le enviaran una cámara a su domicilio para hacer o decir lo que quería, sin ningún tipo de limitación”, explica.

 

También han hecho documentales, como Living Stars (2014) y Todo sobre el asado (2016), y figuran entre los primeros que comenzaron a trabajar con cámaras digitales de uso doméstico.

 

El ciudadano ilustre es hasta ahora su película más exitosa. Cada uno se prepara para dirigir su primer largometraje sin compartir ese crédito con el otro: 4X4 Cohn y Manual de supervivencia Duprat.

 

–En una entrevista dijo que hacían comedias incómodas. ¿Es El ciudadano ilustre una película de ese tipo?

–Tiene sus momentos de incomodidad, que es como una especialidad nuestra. Es una violencia implícita, no física sino de las situaciones de tensión que se generan. Se trata, además, de un género que nosotros trabajamos: filmar la comedia como si fuese drama y la ficción como si fuese documental.

 

–La manera de representar a la gente de provincia ha sido criticada en Argentina.

–Están bien las críticas. Es nuestra visión. Ahora bien, El ciudadano ilustre hace una lectura dura de los personajes rurales pero también de los urbanos. Al ganador del Premio Nobel se lo ve con una vida aburrida, anodina, absolutamente vacía. Digamos que es una película que reparte parejo a los mundos que retrata.

 

–¿Cuál es la diferencia entre eso y el costumbrismo?

–El costumbrismo rescata y realza el valor de las costumbres y la idiosincrasia, con algo de afinidad y de afecto hacia ellas. No es nuestro caso. Nuestras películas retratan las costumbres de un modo más filoso y crítico.

 

¿Qué diferencia hay entre lo popular y lo populista?

–Lo popular, creo yo, puede tener muchísima calidad. Las manifestaciones culturales que me gustan son populares. Tarantino, por ejemplo, que es un artista popular y de enorme sofisticación a la vez. En cambio, populistas son películas que piensan que el público es medio tonto. Le dan cosas que pretenden ser masivas por su vulgaridad y su rusticidad, y es un error. En los últimos años en Argentina han tenido éxito muchas películas de gran sofisticación. Está demostrado que la calidad y lo popular pueden, deben ir juntos.   

 

–El tema del Nobel es delicado en Argentina. Ningún autor de ese país lo ha recibido, aunque Jorge Luis Borges es una figura de la literatura universal.

–A Borges no le dieron el Nobel por estar sobrecalificado. Era un escritor muy genial pero políticamente incorrecto, de opiniones muy controvertidas sobre la realidad, y eso asustaba mucho. Argentina tiene esa espina clavada, y nosotros de alguna manera lo saldamos con nuestra película.

 

–La crítica ha señalado una vuelta al placer de la fabulación, luego del minimalismo del nuevo cine argentino. ¿Se consideran parte de eso?

–Creo que sí, pero no es algo buscado. Nuestras películas siempre han sido muy narrativas, no abstractas ni minimalistas. Creo que eso empezó con El secreto de sus ojos (2009) de Juan José Campanella, que ganó el Oscar. Es una película hipernarrativa, clásica en su forma, con éxito de crítica y taquilla. Si se creía que el tono ascético era el único posible, eso lo echó por tierra.

 

Sobre la base de su experiencia en ambos medios, ¿cómo ve la relación entre la televisión y el cine?

–Hay mayor capacidad de innovación en la televisión, que nunca está del todo inventada. Hasta el día de hoy pensamos que es como acá se dice: la Biblia y el calefón (calentador). Lo más vulgar y lo más genial mezclados, sin discernimiento. En cambio, el cine tiene sus parámetros, sus géneros, sus maestros. Lo que sobrevive a que sea televisión o cine, lo que lo traspasa, es la visión del mundo de los autores, su toma de posición frente a la realidad. Es algo que uno no puede controlar, y que siempre está rondando.

 

Ustedes son también figuras características de la época de las pequeñas cámaras digitales.

–Nosotros inauguramos, con "Televisión abierta", el uso de cámaras hogareñas en la televisión. No estaba permitido antes, ni siquiera técnicamente. Otro hito, por lo que respecta a la tecnología, fue El hombre de al lado, que la hicimos con una cámara de filmar casamientos o cumpleaños. Así y todo, ganó el premio a la mejor fotografía en el Festival de Sundance. Relativizamos mucho la tecnología y las cámaras. Nosotros somos nuestros propios directores de fotografía, en El ciudadano ilustre también.

 

–Hay cierta inquietud en su país por la reciente destitución del presidente del instituto de cine y señalamientos de presunta corrupción. ¿Debemos estar preocupados por el cine argentino?

–El subsidio al cine argentino está dado por una ley. Para cambiarla se tiene que juntar el Congreso. No es tan fácil, y no veo que la administración actual quiera recortar o achicar el cine argentino. No siento ese peligro, la verdad.

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