6 de Octubre de 1973, todo está en calma en Israel, es la fiesta del Yom Kippour (Día del Perdón). Cuando súbitamente estalla la guerra, Weinraub y su amigo Russo parten hacia el sur del Golán en busca de Egoz, la unidad especial donde hicieron el servicio militar. Terminan llegando a la base aérea de Ramat donde formarán parte de un equipo de rescate a bordo de un helicóptero.

Cuando Amos Gitai filmó esta película, hacía 27 años que había ocurrido la Guerra del Kippour, exactamente en octubre de 1973, cuando el director cumplía el servicio militar.

El accidente del helicóptero que se recrea en Kippour (2000) le ocurrió realmente al autor y fue para él una experiencia traumática, la cual intentaba olvidar, pero cuyo recuerdo volvía una y otra vez aún después de haberse convertido en cineasta experimentado.

“En los 80, Israel estaba en plena efervescencia militarista, y por tanto no pensaba que necesitáramos otro film de guerra. Esto contribuyó un poco a olvidar ese asunto”, comenta Gitai. “Luego, en la segunda mitad de los 90, los israelitas comenzaron las discusiones sobre los arreglos de paz, y pensé que podría haber paz realmente en el Medio Oriente, y fue cuando comencé a escribir Kippour”.

Continúa Gitai: “Pero el Medio Oriente es una especie de ‘folletón’, una de esas series de televisión. Un día las cosas como que van a resolverse y todo el mundo habla de eso, y al otro, todo se vuelve apocalíptico. Es muy difícil establecer un sentido permanente de hacia dónde ir. Como realizador, esto agrega cierta complicación a tu trabajo porque estás obligado a tener una perspectiva. Esto era fundamental para la realización de Kippour, pues me estaba enfrentando a un asunto muy caótico. Y ¿cómo haces para dirigir el caos? Ciertamente el trabajo de dirección es construir un orden, pero ¿cómo haces cuando se trata de un escenario realmente caótico?”

“No puedo elaborar un film hasta que no tenga un punto de vista. No hago imágenes objetivas, no creo en ellas. Como individuos percibimos el mundo de acuerdo a nuestra posición dentro de un cúmulo de imágenes que se nos ofrecen diariamente, todas ellas subjetivas. Las imágenes de CNN son subjetivas, las de la ABC también, así como las de la televisión palestina o las de la televisión israelí. Los cineastas tenemos que trabajar fuera de la forma en que se mueve nuestra conciencia en medio de esta serie de puntos de vista subjetivos. En este contexto un film puede hacer algo casi subversivo en términos de encontrar un particular punto de vista al examinar un evento en particular”.

Este drama bélico, con su ambientación hiper-realista al estilo de Rescatando al soldado Ryan, de Spielberg, fue aclamado por The New York Times. Kippour se presentó en competencia oficial en Cannes 2000.