SINOPSIS
El trabajador Bruno se encuentra de repente fuera de la fábrica de acero en la que trabajaba. A esta consternación se agrega el descontento de su esposa Mirella. Y aunque llevan tres años de casados, ella, sin embargo, mantiene un romance con un animador de televisión local, Gerry Fumo. Cuando Bruno finalmente se entera de este romance le pide a Mirella que abandone el hogar. Ella se muda con Fumo pero por dentro aún recuerda a su esposo. Mientras tanto, Bruno y sus amigos intentan infructuosamente abrir su propia fábrica de acero, pero la presión hace que sufra un infarto. Mirella, entonces, retorna temporalmente a cuidarlo.
REFERENCIA

Paolo Virzì nace en Livorno (1964) y estudia filosofía y letras en la Universidad de Pisa; se diploma como guionista en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma en 1987. Autor de argumentos y guiones para el cine, en 1994 debuta como director con La bella vida (La bella vita), de la cual también es el autor del argumento y el guionista, junto a Francesco Bruni -quien se convertirá en su habitual colaborador-, y que presenta en el Festiva de Cine de Venecia.

En 1995 realiza Vacaciones de agosto (Ferie d'agosto) que gana el premio David de Donatello como mejor película de 1996. En 1997 filma Ovosodo, a partir de un guión escrito por Francesco Bruni y uno de sus maestros, Furio Scarpelli; presentada en el Festival de Cine de Venecia, la película obtiene el Gran Premio Especial del Jurado y es una de las películas italianas de más éxito de la temporada.

En 1999 dirige Besos y abrazos (Baci e abbracci), interpretado por Francesco Paolantoni y Edoardo Gabriellini. En 2002 realiza Mi nombre es Tanino (My name is Tanino), rodada en Italia, Canadá y Estados Unidos. La película, escrita con Francesco Bruni y Francesco Piccolo, marca el debut de Corrado Fortuna y cuenta con un reparto internacional.

Caterina en Roma (Caterina va in cittá, 2003) ha sido un éxito tanto en Italia como en el extranjero, una visión de la sociedad italiana a través de los ojos de una joven de 13 años, integrante de una familia provinciana que se muda a Roma.

Como puede verse he aquí las constantes del cine de Virzì: “montaje rápido (a veces vertiginoso); voz en off cotidiana que acorta la distancia entre espectador y personajes (el lenguaje popular se refleja también en los sobrenombres que dan título a un par de películas); inmediatez a la hora de filmar caras y cuerpos (lo que los vuelve concretos, defectuosos y reconocibles); la comedia italiana como molde genérico; personas, instituciones y clases antagónicas que deben compartir un mismo espacio y tiempo; confianza en las búsquedas y movimientos de los jóvenes; sexualidad feliz y placentera no entorpecida por música funcional a la secuencia; alternancia entre relatos abiertamente corales y otros con mayor protagonismo de un individuo; diálogo conflictivo entre la capital y el interior (Virzi es de Livorno y sus ficciones transcurren allí o narran el viaje de su protagonista a una ciudad mucho más grande: Caterina a Roma, Tanino a Nueva York); música popular pasada de moda; y cierre optimista de la historia, casi siempre con algún nacimiento (de avestruces incluido)”. (Marcos Vieytes, www.elamante.com)

“Tengo una debilidad por el cine de Age y Scarpelli, por Los compañeros de Monicelli, por La dolce vita, por la comedia italiana en general y un poco por todo el cine italiano en blanco y negro. Todavía puedo hablar por horas y horas de Nos habíamos amado tanto y de Romanzo popolare entre muchos otros films.” Con esta declaración de principios se dio a conocer Paolo Virzì en ocasión del estreno de La bella vida, su primer largometraje, consagrado con el David de Donatello y el Premio de la Crítica Italiana al mejor director debutante.

Esta romántica comedia italiana examina la vida de la clase trabajadora en la moderna Toscana. Ópera prima que fue vista como obra de un nuevo talento a considerar en el cine italiano. Filmada en un pequeño pueblo de Toscana relata la historia de un matrimonio que intenta sobrevivir en medio de la frágil economía italiana.

Virzì y su coescritor Francesco Bruni diestramente convierten la dureza de la historia en algo más luminoso y lo hacen con empeño y con un toque inteligente, demostrando con su trabajo el porqué han sido vistos como los responsables de revivir la tradición de la commedia all’italiana: comedia con un sentido satírico político-social.