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DIARIO TAL CUAL / Martha Cotoret / Martes 01 de Enero
Destino incierto
Destino incierto
La sala de cine Margot Benacerraf, del Ateneo de Caracas, cerró sus puertas el pasado 4 de junio. Los cineastas esperan que su legado continúe en otros espacios
La clausura de la Sala de Arte y Ensayo Margot Benacerraf el pasado 4 de junio dejó entre los espectadores, cineastas y trabajadores del Ateneo de Caracas una suerte de vacío. La continuidad del legado de este espacio cultural dependerá de la iniciativa de empresas privadas que decidan apoyar este proyecto. “La sala se fundó entre el 11 y el 14 de febrero de 1987 con la presentación de la película brasilera La fuente de la nostalgia, y se mantuvo abierta durante 22 años, tres meses y 20 días en forma continua. Lo que equivale a 8.140 días y 48.840 horas de buenas imágenes”, dice Bernardo Rotundo, quien fue programador de la sala desde sus orígenes y la dirigió hasta 2005. La Margot Benacerraf, cuenta el actual presidente del circuito Gran Cine, abrió sus puertas en un momento en que las salas de las grandes cadenas de cine estaban deprimidas y deterioradas. “La Cinemateca Nacional también estaba en un franco deterioro porque el Consejo Nacional de la Cultura (Conac) no le daba dinero y no se cumplía con la programación. En medio de esta crisis, la sala del Ateneo de Caracas abrió sus puertas con butacas nuevas, buena proyección y una programación de calidad”, recuerda Rotundo. Esta época dorada duró hasta 2002. El paro petrolero, relata Rotundo, por el ambiente hostil que se fue apoderando del centro cultural de Caracas, formado por los museos y el Ateneo de Caracas. CINEMATOGRAFÍA MUNDIAL La historia de la Margot Benacerraf está marcada por la amplia cantidad de películas internacionales que tuvieron cabida en su programación. En el marco de ciclos como el de “Horror o pasión por el progreso”, “Las miradas de Eros” o el de “Volver a los Clásicos”, los venezolanos pudieron disfrutar de títulos de la talla de Cuando el destino nos alcance, 2001: Odisea del espacio, Metrópolis y Las mil y una noches. Otro de los logros de esta sala de exhibición, según Rotundo, fue el estreno de títulos internacionales como la película cubana Fresa y chocolate y la mexicana Como agua para chocolate. “No sólo conseguimos estrenar en Venezuela Fresa y chocolate, sino que logramos que Cines Unidos la comprara. Nosotros no teníamos los 21.000 dólares para cancelar el costo del filme. A partir de allí, hicimos un convenio con el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) para proyectar todas sus películas en la Margot Benacerraf”, recuerda Rotundo. Las primeras ediciones de los festivales de cine francés, chileno, español, brasileño, portugués, holandés, canadiense, e independiente de Estados Unidos, y todos los países que tenían una producción cinematográfica consolidada, fueron presentadas en la Margot Benecerraf. La sala de cine del Ateneo de Caracas también, resalta Rotundo, además contribuyó a la consolidación de la Federación Venezolana de Cultura Cinematográfica (FEVEC) que, en su momento, agrupó a 250 cine clubes a lo largo de todo el territorio nacional. “Lo que fue un espacio para todas las personas que sienten sensibilidad por el cine no se puede olvidar. La idea de abrir la Margot Benecerraf en otro lugar está latente, pero aún no se ha concretado ninguna propuesta. La promoción de la cultura cinematográfica debe continuar”, concluye Rotundo. NO SERÁ IGUAL “La Margot Benacerraf ocupó durante 22 años un espacio en el imaginario de los espectadores de cine, dedicado a promocionar producción de gran calidad. Perder este espacio es muy doloroso. No sé la utilidad que le dará las autoridades de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Uneartes)”, afirma el director de cine del Ateneo de Caracas, Maurizio Liberatoscioli. Para Liberatoscioli el cierre de esta sala corresponde a una decisión motivada por el miedo. “El miedo a las ideas diversas, diferentes. El miedo al conocimiento”, resalta el director de la Margot Benacerraf, quien asegura que aunque es posible que la infraestructura se mude a otro espacio, no será igual que si ocupara las instalaciones que fueron construidas especialmente para el Ateneo de Caracas. Aunque el cineasta Rafael Marziano confiesa que su relación con la Margot Benacerraf es de reciente data, lamenta que “una de las pocas salas que programaba cine de calidad sea cerrada. “La cultura debería tener la obligación de respetar estos espacios. Es lamentable que se cierren lugares en donde se desarrollan iniciativas buenas”, recalcó en una entrevista vía telefónica.