Noticias
GRAN CINE / Gran Cine / Martes 01 de Enero
Gran Cine en la Edición Aniversario de El Nacional (II)
Gran Cine en la Edición Aniversario de El Nacional (II)
Transcribimos a continuación la entrevista publicada en la edición Aniversario de El Nacional a Solveig Hoogesteijn, vicepresidenta de la Junta Directiva de Gran Cine
“El cine es un ritual” Hay que decirlo: conversar con Solveig Hoogesteijn es un verdadero placer. Su voz pausada y ronca, la seguridad de sus palabras y la absoluta sinceridad con la que habla de su trabajo resulta verdaderamente inspirador, pues puede hablar con innegable autoridad sobre la historia del cine nacional y sus políticas con una claridad envidiable. Además, su trabajo, trayectoria y aportes al cine venezolano no necesitan presentación. Basta recordar Macu, la mujer del policía, Manoa, El mar del tiempo perdido, Santera y Maroa. Cuando se le interroga sobre lo que la hace destacar afirma en tercera persona, con una sonrisa de medio lado y sincera, con esa distancia que suelen tomar los verdaderos artistas con su obra: “la calidad de su trabajo, la originalidad de su punto de vista y la respuesta que ha logrado en el público” y agrega que lo fundamental es “la pasión, el compromiso con la profesión, el amor hacia ella y una entrega que tiene que ser muy grande en este caso, porque el cine es muy complejo, tiene varias etapas de desarrollo. De ahí que tengamos un cine autoral, un cine independiente”. Así, luego de expresar esta particular forma de ver nuestro cine, Solveig Hoogesteijn comienza a sentar cátedra sobre un oficio que conoce como la palma de su mano. Sin arrogancia, toma la palabra y se borran las preguntas: “el conocimiento técnico es tan importante que sólo puedes formular tu lenguaje cinematográfico si conoces las posibilidades expresivas de cada uno de los elementos, si no las dominas no eres libre para expresarte. Es como el dominio que debe tener el escritor de la palabra, una conjunción que marca su propio estilo. Por su parte, el cineasta debe ser capaz de motivar a sus técnicos y actores a dar lo mejor de sí y eso sólo lo puedes hacer si eres un ejemplo de servicio de esa película que se está filmando. El trabajo dialéctico entre los miembros del equipo es muy importante. El director debe ser el ejemplo porque es el único que tiene de principio a fin la película en su cabeza. De ahí que no puedas abusar de nadie: este trabajo es muy intenso y debes buscar el convencimiento por la vía del razonamiento”. Finalmente, hace balance y reconoce que si la fuerza del séptimo arte se encuentra en su extraordinario poder de convocatoria, la razón por la que el cine nacional ha perdido público, con respecto a años anteriores, radica en la falta de continuidad en la producción, lo que produce una ruptura frente al público.