Noticias
WWW.NOTICINE.COM / www.noticine.com / Martes 01 de Enero
Muere José Luis López Vázquez
Muere José Luis López Vázquez
El eterno rostro del cine español por más de medio siglo trabajó, tanto en comedias como en dramas, bajo las órdenes de los más importantes directores españoles
José Luis López Vázquez recibiendo el Goya de honor en 2004 Sin duda él y Alfredo Landa fueron los más populares, los imprescindibles del cine español desde los 50 hasta casi ahora mismo, pero José Luis López Vázquez se ha ido antes, y oficialmente sin retirarse, lo que sí ocurrió con su colega navarro. El protagonista de Mi querida señorita, El pisito o La escopeta nacional dejó de existir este lunes en Madrid, la ciudad donde nació un 11 de marzo de 1922. El año entrante tenía previsto participar en Los muertos no se tocan, nene, de José Luis García Sánchez, basada en un libro de Rafael Azcona. Al igual que Landa, con quien no tuvo muy buenas relaciones, sobre todo estos últimos años, López Vázquez fue capaz de lo sublime y lo zafio, de participar en películas emblemáticas -tanto en comedia como dramáticas- como en subproductos de "destape", en una incansable actividad que le llevó del cine (cerca de dos centenares y medio de títulos) a la televisión, pasando por el teatro, y que le hizo acumular múltiples reconocimientos, desde el Goya (de honor) a la Medalla de Bellas Artes o la del Mérito en el Trabajo. A partir de mediados de los años 40, cuando inició su carrera en la gran pantalla, hasta 2007, en la que nos regaló su último papel, en ¿Y tú quién eres?, de Antonio Mercero (el mismo director de su inolvidable mediometraje televisivo "La cabina"), López Vázquez trabajó con cineastas de la talla de Luis G. Berlanga, Carlos Saura, José María Forqué, Marco Ferreri, Jaime de Armiñán, Manuel Gutiérrez Aragón o Pedro Olea. A pesar de que los más maduros aficionados recordarán divertidos su disparatada pareja con Gracita Morales en comedias como Chica para todo, ¡Cómo está el servicio!, Tu y yo somos tres, Atraco a las 3, Sor Citroen, Operación Bi-ki-ni, Los pedigüeños y muchas más, el difunto actor demostró ser un sólido intérprete de dramas, como Mi querida señorita, de Armiñán, "El bosque del lobo, Habla mudita, La prima Angélica o El largo invierno. Intensa fue su colaboración con Berlanga, quien desde Novio a la vista (1954) requirió sus servicios en 12 ocasiones, la última Todos a la cárcel (1997), siendo especialmente recordadas ¡Vivan los novios!, Los jueves milagro, Patrimonio nacional, El verdugo y Moros y cristianos. López Vázquez inició su carrera de actor, apadrinado por Modesto Higueras (director teatral) y José Caballero (pintor), en escenarios no comerciales, fundamentalmente en el TOJ Teatro de las Organizaciones Juveniles y en el TEU. A comienzos de los años 40, alterna sus actuaciones con colaboraciones eventuales como dibujante, cartelista y decorador en películas de José López Rubio, Pío Ballesteros, Enrique Herreros y Rafael Gil, al mismo tiempo que debuta como actor profesional en la compañía del teatro María Guerrero. Aunque se había puesto por primera vez ante una cámara en 1946 no fue hasta 1958 que comienza a ser reconocido en el mundo del cine por el film El pisito, de Marco Ferreri, realizador con el que volvería a colaborar en El cochecito. Otras cintas destacadas de su extensa filmografía son Peppermint Frappé (1967), de Carlos Saura; El jardín de las delicias (1970), también de Saura, donde daba vida a un parapléjico; Luna de Avellaneda, de Juan José Campanella; Fuera de juego, de su colega Fernán Gómez, y la trilogía de Berlanga compuesta por La escopeta nacional, Patrimonio Nacional y Nacional III. Como "un monstruo, un histórico del cine, del teatro y de la televisión al que amo y admiro", lo definía recientemente Mercero, el último cineasta en dirigirle. Por su parte, él se consideraba "Un espontáneo de la interpretación", y explicaba: "Fui un niño muy desarraigado. Mi padre se largó de casa cuando yo apenas tenía uso de razón. Me crié con mi madre, que ganaba tres pesetas al día, con mi abuela y con un tío soltero que hizo de padre. Vivíamos en una indigencia espantosa, pero nunca conocí la envidia ni el resentimiento. Lo que sí he echado en falta en la vida ha sido una base cultural, porque dejé el bachillerato en el tercer curso y enseguida me puse a trabajar".