Desde su apertura en 2006, la sala CineCelarg3, ubicada en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, de Altamira, ha tenido una actividad ininterrumpida en la promoción, difusión y reflexión del hecho cinematográfico no solo programando el mejor cine del mundo sino además, realizando talleres, cine foros, conversatorios, proyecciones para niños, teniendo como uno de sus objetivos la creación de un espectador mejor formado a la hora de ver una película determinada. 

Al frente de esta actividad ha estado Livio Quiroz, un hombre comprometido con el cine desde su juventud siendo primero cineclubista para luego convertirse en exhibidor de cine alternativo gerenciando la Sala de Arte y Ensayo Cine Corpoindustria, en Maracay, además de ser crítico de cine y  cineasta con una larga carrera en el medio cinematográfico nacional, no solo como director –es autor de los cortos Rutina (1978) y Mirando (1985),  y del largometraje La mujer ajena (1988)-, sino además siendo productor, gremialista y promotor de la Ley de Cine en sus primeras discusiones en los años 70. Quiroz también fue director y programador del Cine Prensa antes de convertirse en un “todero” al frente de la sala CineCelarg3.

Hoy en día la importancia de la sala es aún más relevante por cuanto es prácticamente la única que queda en Caracas bajo el calificativo de Sala de Arte y Ensayo, un espacio abocado a la programación del cine con un criterio distinto al comercial, buscando una auténtica ventana a la diversidad cultural cinematográfica. En este sentido la sala ha programado cine de todo el mundo y de diferentes épocas, dando a conocer tanto a esos clásicos imperecederos como a los nuevos talentos que muchas veces es imposible ver en una sala tradicional. 

CineCelarg3 pertenece como sala asociada al Circuito Gran Cine, institución surgida en 1996 con el objetivo de coordinar y centralizar la labor de aquellos espacios existentes para ese entonces, como la Sala de la Fundación Cinemateca Nacional (FCN) de Los Caobos; la Margot Benacerraf, que pertenecía al Ateneo de Caracas, ahora programada por la FCN; Cine La Previsora, convertida en Sala de Arte y Ensayo desde 1993 (cerrada desde 2013); y el Cine Prensa, ubicado en el edificio del Colegio de Periodistas (cerrado); sin olvidar la labor de Daniel Labarca en el Cine Arte Patio Trigal de Valencia (activa), y de Juan Arcadio Rodríguez, fundador del Cine Club Charles Chaplin de Barquisimeto, una labor continuada por su hijo Juan Luis Rodríguez hasta 2017, cuando cesó sus funciones. 

Con el nuevo Milenio se incorporaron al Circuito otros espacios como el Trasnocho Cultural, un centro que en principio comenzó con dos salas para luego ampliar a cuatro (aún activas), y las tres salas del Centro Plaza, pertenecientes al circuito Cinex (hoy en día cerradas).   

Luego le tocaría el turno al CineCelarg3, un espacio de apenas 60 butacas, ubicado en el nivel sótano del edificio de la institución, que con el correr de estos 13 años ha logrado conformar “un público asiduo, un público cinéfilo constante que se compone entre estudiantes, personas de la tercera edad y jóvenes que se han formado asistiendo a la sala o a los talleres que nosotros también impartimos, un público consolidado que no obstante se renueva constantemente cada año”, como lo señala en entrevista realizada a Quiroz.

Talleres para jóvenes y niños

Quiroz habla de los talleres de formación “dirigido a los jóvenes que egresan de las universidades o que están en proceso de realizar sus primeras obras y necesitan la práctica de cómo se escribe el guion, cómo se hace la preproducción, la producción, incluso cómo se hace el maquillaje; en fin, todos esos aspectos técnicos de lo que es la realización audiovisual”. 

Pero también la formación de un nuevo público se basa en la atención hacia los niños, una actividad que lamentablemente no se está realizando con la intensidad de años atrás cuando se recibía la visita casi diaria de colegios de niños a los que se les exhibían “ciclos sistemáticos de cine, desde los comienzos del cine hasta el presente y de acuerdo a las edades. Eso les permitía acceder a un cine distinto al que habitualmente podían tener tanto en las salas tradicionales como en la televisión”. 

Haciendo hincapié en este aspecto, Quiroz alega que el “cine nacional necesita de un buen espectador”,  un poco para luchar contra esos prejuicios existentes en el público hacia nuestro propio cine y para eso es importante su formación. Pone como ejemplo su experiencia en estos 13 años en que ha visto cómo se forma un nuevo espectador  al ofrecerle las herramientas para que éste pueda “entender, por ejemplo, que en la producción de una película interviene un número importante de artistas, que no solo son los actores o el camarógrafo o el sonidista, sino que hay un conglomerado de creadores que participan en la realización de una obra y, por consiguiente, ese espectador puede a la larga tener la capacidad de distinguir la calidad del guion, de la fotografía, del vestuario, de la composición del encuadre, de los diálogos, de la historia… “ 

La función continúa

Todos los frentes han sido golpeados por la crisis del país y la asistencia a las salas de cine no se ha quedado atrás. Según estimaciones, en diciembre de 2015 la asistencia a las salas de cine en Venezuela cerró en 30 millones de espectadores. Cuatro años después, en 2019, tan solo 10 millones personas fueron al cine, lo que representa un 67 % de disminución. 

La sala CineCelarg3 no ha escapado a esta desbandada, a pesar de su público fiel. “A nosotros se nos ha hecho muy difícil por esta bajada de la frecuencia de público”, comenta Quiroz sobre un público que “está asistiendo más ahora los fines de semana, es decir, viernes, sábado y domingo. Hemos tenido que bajar los horarios” – de 5:00 y 7:00 pm cuando se abrió la sala ahora los horarios son 4:00 y 6:00 pm- “por la inseguridad reinante, el problema con la electricidad, el del transporte… todos esos factores han incidido. Y el otro factor es el económico. En este país la prioridad es la alimentación y la salud. Eso ha hecho que a nosotros se nos dificulte mucho mantener la sala operativa”.

Tampoco la sala ha contado con el incentivo que, por ley, le corresponde como sala alternativa para el sostenimiento de su actividad. El incentivo otorgado por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, vía Fonprocine, no se ha dado en estos últimos dos años lo que ha puesto en grave riesgo la continuidad de la actividad de la sala “pues los costos operativos no se pueden cubrir con la taquilla, aunque tengamos funciones todo el día desde las 8:00 am”. 

Quiroz presenta una alternativa para enfrentar este problema financiero, que tiene que ver con “la creación de un Fondo de Apoyo al Cinecelarg3 que consiste en una figura jurídica con una cuenta bancaria a través de la cual, los espectadores o instituciones públicas o privadas pueden contribuir, desde un bolívar o un dólar, hasta la cantidad que sea conveniente aportar, con el fin de lograr cubrir los costos operativos y el mantenimiento técnico de la sala. Al respecto, hice un sondeo previo entre las muchas personas que asisten a la sala; incluso, algunos de ellos ya han hecho aportes especiales. Puedo decir que muchos de los repuestos y de los materiales que se usan han sido donados por particulares, y la sala se mantiene abierta gracias a esas contribuciones”. 

A parte de la programación del Trasnocho Cultural, y de las salas pertenecientes a la FCN (Sala MBA, Margot Benacerraf y Celarg-Cinemateca), el CineCelarg3 es uno de los pocos espacios en su estilo que se mantiene en la ciudad de Caracas, convirtiéndose en una verdadera ventana de la diversidad cultural en materia cinematográfica.