SINOPSIS
Tras 15 años de separación, Gianni vuelve a encontrarse con su hijo Paolo, discapacitado a causa de complicaciones durante el parto y abandonado a los cuidados de unos tíos después del nacimiento. Gianni, que en ese transcurso de tiempo volvió a casarse y a ser padre, ahora trata de construir una relación con el joven, entre problemas, ansias, angustias y temores.
REFERENCIA

Gianni Amelio (Calabria, 1945) después de estudiar en el Centro Sperimentale y licenciarse en filosofía, en los años 60 trabajó como operador y luego ayudante de dirección en muchas películas, en su mayoría con Gianni Puccini (Ballata da un miliardo, Dove si spara di più, I sette fratelli Cervi). Debutó detrás de la cámara en 1970 con La fine del gioco, realizada en el ámbito de los programas experimentales de la RAI; toda la primera parte de su carrera se centró en el ámbito televisivo.

En 1973 rodó La città del sole, una curiosa y elaborada divagación sobre Tommaso Campanella que consiguió el gran premio del Festival de Thonon del año siguiente; luego realizó Bertolucci secondo il cinema (1976), un documental sobre el rodaje de Novecento.Más tarde rodó con cámara Ampex la atípica película policiaca La morte al lavoro (1978), que le valió el premio FIPRESCI del Festival de Locarno. En el mismo año dirigió Effetti speciali, una original película de suspense. En 1979 le tocó a Il piccolo Archimede, una sugestiva adaptación de la novela homónima de Aldous Huxley que le valió a Laura Betti el premio a la mejor actriz del Festival de San Sebastián.

Con la siguiente Colpire al cuore (1983), este director llegó por fin al circuito cinematográfico: presentada en la Mostra de Venecia, la película -centrada en la relación entre un padre y su hijo, con la sombra del terrorismo que se insinúa entre los dos- obtuvo un amplio consenso de crítica. Lo mismo ocurrió en ocasión de la excelente I ragazzi di via Panisperna (1989), en la que se relatan las vicisitudes del célebre grupo de físicos liderado en los años 30 por Fermi y Amaldi; y con la todavía más lograda Porte aperte (1990), de la novela homónima de Leonardo Sciascia, que le procuró una merecida nominación al Oscar también gracias a las magníficas interpretaciones de Gian Maria Volontè y Ennio Fantastichini.

Más tarde, los extraordinarios resultados artísticos de Ladrón de niños (Il ladro di bambini, 1992), ganadora del Gran Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes, Lamerica (1994) y Così ridevano (1998), León de oro de la Mostra de Venecia, le consagraron como autor de valor absoluto y alcance internacional.

En 2004 volvió a trabajar como director y guionista con Las llaves de la casa (Le chiavi di casa), libremente inspirada en la novela Nati due volte de Giuseppe Pontiggia. La película, interpretada por Kim Rossi Stuart y Charlotte Rampling, fue una de las protagonistas de la 61 edición de la Mostra de Venecia, en la que Amelio participó en concurso.

El cineasta habla de su film: “Al final de mi película Las llaves de casa, justo antes de los créditos, aparece una dedicatoria: ‘En memoria de Giuseppe Pontiggia’. En una escena clave, la protagonista principal, Charlotte Rampling, lee el libro de Pontiggia, Nacido dos veces en francés y se lo recomienda a Kim Rossi Stuart, que interpreta a Gianni: ‘esta historia nos interesa’, le dice.

”Aparentemente, no hay más relación entre los hechos escritos por Pontiggia y el guión de la película obra de Sandro Petraglia, Stefano Rulli y yo mismo. Es remarcable el hecho de que la novela (aunque no se trata de una novela desde el punto de vista más convencional) abarca un período de tiempo de más de treinta años, mientras que la acción de Las llaves de casa transcurre en el lapso de una semana; también, la historia creada por Pontiggia está ambientada en Milán, y la película pasa en Berlín y Noruega.

”Estas variaciones pueden parecer naturales, incluso necesarias, cuando un director basa su película en una novela: sabemos que el problema de la ‘fidelidad’ entre cine y literatura es un concepto falso, y que la trama de un libro puede ser respetada mientras se traiciona la esencia de la obra original. O viceversa.

”Las llaves de casa, por el contrario, ni siquiera está ‘libremente inspirada’ en el libro (que a su vez se basa en una historia real muy personal), según esa fórmula que a menudo justifica todo tipo de desviaciones. Ni tan solo se menciona en los créditos. Y, por respeto a Pontiggia y sus lectores, creímos conveniente buscar un nuevo título, a pesar de que el original era muy adecuado y efectivo".

Amelio termina su explicación acerca de la adaptación: “Giuseppe Pontiggia comprendió antes que nadie que este era el único camino a seguir en aras a respetar el verdadero significado de su libro. Entendió que sus páginas no necesitaban ser ilustradas, sólo hacía falta que alguien cogiera el testigo y continuara la carrera. Y yo asumí el riesgo, por muy presuntuoso que parezca, de ponerme en su piel y explicar la historia desde el principio. El resultado es que ahora hay una novela y un libro que siguen sendas paralelas y quizás se complementen; que Andrea Pontiggia y Andrea Rossi –tan distantes en edad y trayectoria– son dos caras de Paolo”.