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WWW.VOGUE.ES / Javier Giner / Viernes 11 de Septiembre
No os preocupéis por los Oscar: hay sitio para todas
No os preocupéis por los Oscar: hay sitio para todas

Alerta de seguridad: este artículo está escrito por un hombre homosexual a favor de la inclusión. Si eres racista, homófobo, machista o la igualdad y las minorías te producen urticaria, no sigas leyendo. O sí, mejor hazlo, a ver si así te planteas las cosas

 

 

Cada vez que alguien (una política, una asociación, una empresa) plantea un mínimo cambio en favor de la inclusión, la igualdad o la diversidad, saltan todas las alarmas y nos despertamos con artículos contrarios, editoriales y profecías que anuncian poco más que la llegada del fin del mundo. Todos estos exabruptos, mayoritariamente masculinos por cierto, basan su supuesta argumentación en la ridiculización de las medidas: hablan de buenismo, mojigatería, censura, dictadura progre y más falsedades vacías del tipo. Es un signo de los tiempos: juguemos con el miedo y la desinformación, que algo queda. Pero hablemos claro: el subtexto, lo que realmente esconde toda esta maquinaria, es otra cosa. Son las lágrimas de los hombres cis heterosexuales blancos, que ven peligrar su reinado de siglos. ‘¿Qué pasa con lo nuestro? ¿Quién nos protege?’, parecen querer lamentar entre estertores acuosos.

 

Se olvidan de mencionar que, a ellos, la raza del hombre cis blanco heterosexual, no necesita protegerles nadie: ya lo hace el sistema. El mismo que ellos han diseñado y que les mantiene en el poder y en un estado perpetuo de privilegio desde que existe el mundo. 

 

El problema al que nos enfrentamos es el siguiente: ¿Qué hacemos con el resto de personas que habita la faz de la tierra junto a ellos (mujeres, personas LGTBI, personas racializadas, personas con discapacidad)? ¿Solo tienen derecho a cortar el bacalao los que han nacido, por pura casualidad, con esas características innatas? ¿Tenemos que seguir sin hablar ni representar ni dar cabida a todo aquello que también existe solo porque a ellos les tiemblan las piernas en su egoísmo de hombres cis blancos heterosexuales? 

 

No suena muy justo, si te paras a pensarlo.

En cualquier caso, como la definición de un egoísta es que nadie ni nada le importa excepto él mismo, para su tranquilidad, escribo estas líneas: no os preocupéis, hombres privilegiados, hay sitio para todas. Nadie ha venido a quitaros un pedazo de tarta. Vais a poder seguir hinchándoos hasta empacharos y que los demás tengamos que salir corriendo a ayudaros con sobres de Almax. Nadie pretende borraros del mapa. Podéis dejar de lloriquear.

 

¿De qué estoy hablando?

Redacto este texto después de que la Academia de Hollywood anuncie una nueva batería de medidas para que, a partir de 2024, las películas que opten a la candidatura a Mejor Película reflejen el mundo diverso en el que vivimos. Es decir, la realidad. Es decir, las voces de todos, no solo la de unos pocos. Es decir, nuevas reglas que apoyen a mujeres y a minorías históricamente silenciadas y oprimidas. El anuncio, como ya he descrito, ha venido acompañado de hordas de hombres cis blancos heterosexuales que sollozan en redes sociales previendo la desaparición de Braveheart, El padrino, El irlandés, Río Grande, Grupo Salvaje o Ben Hur. Como si al resto esas películas no nos gustasen también o no las defendiésemos. Sospecho que, en su microcosmos mental, como soy homosexual, no me puede gustar el cine de Scorsese, de John Ford o de Peckinpah y que promulgo su desaparición. Un spoiler: me encanta y no lo pretendo. Y además, siento ser yo el que anuncie algo que, quizá aniquile su victimismo, pero que por ello no deja de ser cierto: no va a ocurrir, podéis estar tranquilos. 

 

Analicemos los hechos objetivos.

Primero y más importante: la producción de películas no se va a ver afectada de ninguna manera. Tampoco la escritura de guiones ni ninguno de los aspectos creativos que entran en juego a la hora de dar forma a una película. Lo que se anuncia y publica SOLO (y este adverbio es muy importante) se refiere a aquellas películas que quieran optar a la nominación de Mejor Película en la ceremonia de los Oscar. Anualmente, en todo el mundo, se producen miles y miles y miles de películas que ni optan a esta nominación ni tienen intención de hacerlo. Hay una ingente cantidad de filmes que se producen intentando únicamente obtener beneficio económico, no el prestigio de los premios. Esas películas seguirán rodándose sin ninguna interferencia. Así que no, nadie está censurando ni eliminando la libertad creativa en el terreno de la producción de películas. ¿Que lo tuyo es crear historias de señoros machistas, racistas y homófobos que se pasean por la faz de la tierra repartiendo mamporros y oprimiendo a minorías a golpe de codazo? No hay problema. Vas a poder seguir haciéndolo, si consigues el dinero necesario para ello. Otra cosa es que los demás vayamos a verla, pero eso, como digo, es otro tema.

 

Pongamos por caso que, además de reventar las taquillas de medio mundo, sí queremos optar a esa codiciada nominación. Veamos qué es lo que ocurrirá a partir de 2024. La Academia ha creado cuatro supuestos, de los cuales, las películas que quieran optar a la nominación deben cumplir DOS (en mayúscula, subrayado y negrita). Lo repito, por si acaso, dado que llevo leyendo barbaridades las últimas cuarenta y ocho horas. DOS DE CUATRO. Los supuestos son los siguientes (si no tienes ganas de leer, salta y ve directo al final, a mis conclusiones): 

 

1) Representación en la pantalla, temática y argumento.

Para respetar este requerimiento, hace falta cumplir con al menos una de sus tres condiciones:

 

a) Al menos uno de los actores principales o intérpretes secundarios de cierta relevancia serán parte de uno de los siguientes grupos raciales o étnicos:

Asiático

Latino/Hispano

Negro/Afroamericano

Indígena/Nativo americano/Nativo de Alaska

Originario de Oriente Próximo/Norte de África

Hawaiano nativo u otro tipo de isleño originario de Oceanía

•Otra etnia poco representada

 

b) Al menos el 30% de los actores secundarios o con papeles menores forman parte de por lo menos dos de los siguientes grupos infrarrepresentados:

Mujeres

•Una etnia minoritaria

•Personas LGTBI+

•Personas con discapacidad física, cognitiva o auditiva

 

c) El argumento o tema de la película se centra en uno de los siguientes grupos:

Mujeres

•Una etnia poco representada

•Personas LGTBI+

•Personas con discapacidad física, cognitiva o auditiva

 

2) Liderazgo creativo y equipo del proyecto:

Para respetar este requerimiento, hace falta cumplir con al menos una de sus condiciones:

 

a) Como mínimo, dos jefes de departamento o puestos de liderazgo creativo (Dirección, Edición, Producción, Guion, Casting, Cinematografía, Música, Dirección de Arte, Sonido, Efectos Especiales, Decorado, Atrezzo, Vestuario, Maquillaje, Estilista) procederán de los siguientes grupos:

 

Mujeres

•Una etnia poco representada

•Personas LGTBI+

•Personas con discapacidad física, cognitiva o auditiva

 

Y al menos uno de esos puestos debe ser asignado a un responsable procedente de uno de los siguientes grupos raciales o étnicos:

Asiático

•Latino/Hispano

•Negro/Afroamericano

•Indígena/Nativo americano/Nativo de Alaska

•Originario de Oriente Próximo/Norte de África

•Hawaiano nativo u otro tipo de isleño originario de Oceanía

•Otra etnia poco representada

 

b) Otras posiciones importantes:

Por lo menos seis otros miembros del equipo o con encargos técnicos (con la excepción del Asistente de Producción) serán de un grupo racial o étnico minoritario.

 

c) El equipo de rodaje en general: Como mínimo, el 30% del equipo estará conformado por:

Mujeres

•Una etnia poco representada

•Personas LGTBI+

•Personas con discapacidad física, cognitiva o auditiva

 

3) Acceso y oportunidades en la industria cinematográfica.

Para respetar este requerimiento, hace falta cumplir con ambas condiciones:

 

a) Las empresas que financien o distribuyan las películas han pagado becas o prácticas a personas procedentes de uno de los siguientes grupos:

Mujeres

•Una etnia poco representada

•Personas LGTBI+

•Personas con discapacidad física, cognitiva o auditiva

 

Los grandes estudios y distribuidores de películas deberán tener prácticas pagadas, recurrentes e inclusivas de colectivos infrarrepresentados (incluyendo grupos étnicos) en por lo menos uno de los departamentos siguientes: Preproducción, Producción, Posproducción, Música, Efectos Especiales, Adquisición, Administración, Distribución, Marketing y Publicidad.

 

A los estudios y distribuidores más pequeños e independientes se les requerirán, como mínimo, dos becarios que sean de los grupos ya mencionados (uno que sea de una raza o étnica poco representada) y que por lo menos uno esté en uno de los departamentos dichos con anterioridad.

 

b) Oportunidades de entrenamiento y desarrollo de habilidades.

La empresa que distribuya, financie o produzca la película ofrece oportunidades de trabajo o para el desarrollo de habilidades para personas que forman parte de uno de los siguientes grupos:

Mujeres

•Una etnia poco representada

•Personas LGTBI+

•Personas con discapacidad física, cognitiva o auditiva

 

4) Desarrollo de la audiencia

El estudio contará con varios altos ejecutivos en sus equipos de marketing, publicidad o distribución que formen parte de uno de los siguientes grupos:

•Mujeres

Una etnia poco representada

•Personas LGTBI+

•Personas con discapacidad física, cognitiva o auditiva

 

Si se atiende a las nuevas normas, y no existe intención de liarla y manipular la información objetiva, puede verse fácilmente que prácticamente todas las películas que se producen hoy en día cumplen dos de los requisitos. Casi todas tienen un cast diverso racialmente hablando o dos jefas de equipo, al menos. De hecho, casi todas tienen más. 

 

Por ejemplo: pongamos una película de mafiosos de Scorsese, el summum de la masculinidad. Scorsese tiene de montadora a Thelma Schoonmaker y en sus películas siempre hay más jefes de equipo que son o mujeres o personas LGTBI. Si a eso añadimos que el 99% de los equipos de publicity del mundo son o mujeres o personas LGTBI y que en prácticamente todos los estudios existe diversidad racial para regalar, Scorsese cumpliría con las necesidades para la nominación, sin necesidad de rodar películas acerca de homosexuales ni indígenas ni conflictos raciales. Lo mismo se cumple con Tarantino, con 1917 de Sam Mendes y con cualquier película de Hollywood.

 

Es decir, todas esas películas cuya desaparición tanto pavor provoca en los hombres no solo van a seguir existiendo, sino que van a seguir siendo nominadas. Nada ha cambiado. Es como lo del Gatopardo: “Cambiarlo todo, para que no cambie nada”.

 

La absoluta realidad objetiva es que estas normas no quieren decir que a partir de ahora solo vayamos a ver negras lesbianas en pantalla hablando de feminismo (también te digo: ojalá), como algunos lloriqueos quieren hacernos creer. Para nada. Al contrario, el cine, lamentablemente, va a seguir siendo patrimonio del hombre cis blanco heterosexual. Yo, de hecho, las habría endurecido porque si se analizan en profundidad, se trata más de una estrategia de maquillaje de un problema, que un verdadero movimiento para solucionarlo.

 

Esperemos que, al menos, inviten y fomenten que algunas se lancen a contar otro tipo de historias, silenciadas hasta ahora. Y que se les dé la importancia y el reconocimiento que merecen. Porque sí, por mucha sorpresa que provoque en los amantes de El padrino (yo soy uno, por cierto) es que hay películas estupendísimas al margen de la hegemonía masculina blanca heterosexual. Merecedoras del Oscar, por supuesto.

 

Así que, por favor, hombres del mundo, dejad de llorar y no os preocupéis por los Oscar, que hay sitio para todas.

 

Javier Giner es director, guionista y jefe de prensa.

 

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